Crónicas de falsobosque

Capítulo 10. La Caida De Dios

Prólogo.

Algo iba detrás siguiéndola, no tan cerca como para poder verlo pero si para escucharlo. Algo que hacía ruido, aunque intentaba no hacerlo, pero era demasiado grande para evitar que lo oyese. Iba bien abrigada, llevaba pantalón, botas, y una pequeña mochila de Judas Priest que había sido de su hermano, pero que ella heredó junto a otras cosas cuando sus tutores vieron cómo iban quedando intactos en un rincón los juguetes y atrezos de Disney, Dora y otros ídolos infantiles de antes, cuando vivían en casas y apretabas un botón y se encendía una luz, o girabas una palanca y salía agua caliente de un tubo de hierro. En esos tiempos todavía hablaba. Después se fueron a vivir al bosque y cada vez hablaban menos, hasta que prácticamente dejaron de hacerlo y ella casi se fue olvidando de como se hablaba, aunque no dejó de cantar. Siempre estuvieron juntos, su madre, su hermano y ella, recordaba un hombre vagamente que se marchó antes de que dejaran de vivir en la casa, pero su cara se hacía borrosa.
Después pasó aquello de la tierra temblando y los bichos gigantes que los atacaron y sólo ella pudo escapar subiéndose a un árbol, era buena escaladora. Permaneció en el árbol comiendo sus frutos varios días, aunque los bichos se habían ido, no se atrevía a bajar. Hacía sus necesidades siempre en la misma rama, con el culo en el aire orientado hacia lo oscuro del bosque, a veces subía el olor y era muy desagradable.
Un día tuvo que bajar porque se había comido todo lo del árbol que era comestible. Pensó en subirse a otro, pero al final decidió recoger su ropa, la mochila de Judas Priest que fue de su hermano y todo lo que podía llevarse consigo y emprender la marcha en busca de algún asentamiento donde hubiera personas. Se adentraba más en el bosque, era frondoso y sus árboles eran gigantescos, se sentía cada vez más pequeña y le daba la impresión de que ese algo que la seguía empezaba a impacientarse. Repasaba mentalmente la canción “Painkiller” que tanto le gustaba, su hermano se la ponía a todas horas y desde entonces, la repasaba cuando se ponía nerviosa. Apretó el paso lo que pudo sin echarse a correr. Tenía la intuición de que si empezaba a correr, lo que le seguía le daría alcance. Empezó a oír como si algo o alguien acompañara su tarareo mental de la canción de Judas. Según avanzaba, lo iba oyendo en su cabeza con mayor nitidez, lo que le indicaba que se acercaba a quien o quienes fueran los que estaban tarareando en su cabeza. Se puso al trote y cantó la canción para amortiguar el ruido que hacía lo que la seguía, crujir de ramas que se rompían al ser pisadas o pasar por donde no cabía, algún bufido de queja o dolor entrecortado. “Quiere atraparme, no quiere que llegue hasta las voces que me están acompañando” Pensaba. Empezó a cantar el estribillo solo su voz sonaba en el bosque y el de algo que se seguía acercando, el resto de coros, guitarras y acompañamiento estaba en su cabeza, aún así le daba fuerzas para seguir.
“Planets devastaded
Mankind on it’s knees
A saviuor come out the skies
In answer to the pleas
Throughing clouds of thunder
Blasting boils of steel
Evil’s going under deadly weel’s
He is the painkiller
This is the painkiller...”
“El planeta esta devastado
La humanidad esta de rodillas
Un salvador viene de los cielos
En respuesta a sus plegarias
Atraviesa las nubes hirvientes del trueno
Disparando tornillos de acero
La maldad viene bajo sus mortales ruedas
Él es el tranquilizante
Eso es lo que te adormece...”
Aquello que la seguía emitió una especie de bramido, si lo emitió de verdad o solo para su cabeza no lo sabía, el caso es que ya iba corriendo cuanto podía hacía la oscuridad del bosque porque las voces que cantaban en su cabeza estaban en la dirección hacia la que corría. No sabía dónde pisaba y estuvo a punto de caer varias veces, sabía que si caía le atraparía lo que la seguía, escuchaba su respiración cerca, a menos de 20 metros y olía a podredumbre y humedad.
“¡Ahora salta a un lado!” Le instó una de las voces que cantaba, una que parecía que ronroneaba más que cantar. Obedeció y dio un salto a la izquierda con todas sus fuerzas, algo con un brillo iridiscente golpeó la tierra donde estaba ella pudo ver por el rabillo del ojo, “Por poco” pensó. “No te pares, no te caigas, ya casi estamos”. Un Rugido sonó al fondo, en dirección a donde se dirigía. También sonó un aullido lastimero y otro bramido de lo que la seguía, este pareció que era de temor. Gritó le letra de la canción. Estaba a punto de recibir otro ataque de aquella cosa, si tenía suerte, la avisaría de nuevo aquella voz. Pero esta vez no la avisó, algo la golpeó en las piernas por detrás y empezó a volar hacia una caída final. Escuchó la voz, pero no le habló a ella. “Tienes que cogerla sin detenerte...” Miró hacia un lado y vio a un hombre con coleta corriendo a su lado muy deprisa como Flash el de los cómics pero sin el uniforme rojo. La cogió con un brazo sin parar y le dijo dentro de su cabeza “Cógete fuerte y no me sueltes por nada”. Ella se abrazó rodeando su cuello, que era fuerte y musculado pegando el cuerpo a su pecho y rodeando con sus piernas la cintura hasta donde llegaron, quedando su cabeza mirando hacia atrás. Cometió el error de mirar lo que les seguía, lo que le hizo gritar aterrorizada. Un nuevo rugido sonó proveniente de la dirección a la que se dirigía su carrera y un bramido de rabia sonó tras ellos. Lo que les seguía apretó más el paso y casi sentían su aliento. Más rugidos, más cerca y otro bramido que les echó encima el húmedo y apestoso aliento de lo que les seguía. De pronto sonó muy cerca el aullido lastimoso de antes y el depredador que los seguía frenó en seco levantando una nube de polvo, hojas y pequeñas ramas mientras la inercia arrastraba su cuerpo en su frenada. Cuando llegaba hasta ellos un formidable animal parecido a una especie de lince con dos pares de ojos y tonos azulados del tamaño de un bisonte, aquello que los perseguía corrió a esconderse en lo profundo del bosque antes de ser visto.
El felino azulado y gigantesco inclinó su cabeza para unir su frente con la del hombre que la sostenía en brazos. Ella no se atrevía a mirar ni a dejar de hacerlo. Permanecieron con las cabezas en contacto varios minutos. Hasta que por fin, se acordaron de ella. Aquel enorme lince raro le habló acercando su enorme cabezón. No sabía porque, pero no le daba miedo, incluso alargó una mano para tocarlo.
-Rrrr... Hola niña...Rrr... Te estábamos esperando... Rrr... ¿Cómo te llamas... Rrrr?
La niña intentó decir su nombre, pero tenía la garganta atascada de no usarla más que alguna vez para cantar o tararear y solo le salió.
-Tam... Tam... Tam...
El hombre miró divertido a la niña y le dijo.
-Serás “Tambor”. Le va a encantar tu nombre a Roberto. Escúchame cariño, vamos a cuidar de ti, eso que te seguía le tiene miedo a este amigo tan grande que se llama Finstro. Yo soy Rosario y esa perra con cara de tener sueño, se llama Canela.
“Lo que me seguía no le tiene miedo a Finstro” Pensó Tambor, cuyo verdadero nombre era Tamara pero todos la llamaban Tammy cuando aún se hablaba. El lince se ofreció a llevarla en su espalda, pero ella sonrió y se abrazó con fuerza al hombre que la había rescatado. El formidable animal acarició con su cabeza la espalda de ella ronroneando y se sintió querida cómo hacía mucho tiempo cuando vivían en las casas y su madre y su hermano la llamaban “Amor”, aquella época en la que la gente hablaba y tenía la necesidad de tocarse entre ellos como parte de la comunicación.
Emprendieron camino hacia algo que llamaban “La Cueva Madre” y todo el tiempo hablaban (Con la cabeza) de alguien que se llamaba Roberto o “Bambi”, aunque en realidad no hablaban entre ellos, sólo lo tenían en la cabeza y estaban preocupados por él , al parecer su salud no era buena.

La Caida de Dios.

Un rato después llegaban a una montaña en la que había una cueva gigantesca. Antes de llegar atravesaron una especie de poblado que se elevaba sobre sus cabezas. Habían construido casas sobre los árboles y hasta caminos hechos de ramas y lianas, se podía llegar casi hasta la montaña de la cueva sin pisar el suelo por el que caminaban. La gente los saludaba y la miraban a ella con curiosidad. Entraron en la cueva, hasta había una chimenea natural con el fuego encendido. Allí había un hombre con aspecto de enfermo postrado en una especie de cama-sillón. Una mujer muy guapa lo cuidaba y él, a pesar de moverse con dificultad y que parecía dolerle cada movimiento, no dejaba de sonreír; su sonrisa se hizo más amplia cuando la vio y le empezó a hablar con su boca dándole la bienvenida.
-¿Que tenemos aquí? Hola linda. Soy Roberto o “Bambi” si le preguntas a Rosario y me dicen estas cabezas que te llaman Tambor...
El hombre que la salvó la dejó en el suelo por primera vez desde que la cogió en pleno vuelo-caída. Aquel hombre demacrado le ofreció sus manos, ella no quería acercarse, sin embargo, cuando trastabilló y estuvo a punto de caer corrió hacia él y le ayudó. Le dio las gracias y le guiñó un ojo, se dio cuenta que había sido una treta para que se acercara, pero no le importaba. Esperaba que oliera a persona enferma, como aquel hombre que iban a ver cuando era muy pequeña, que olía a medicinas y a pis aunque siempre era muy amable y le hacía regalos, pero no, olía a jabón del que usan los hombres para afeitarse, también olía a café, de hecho había una taza humeante en una mesita junto a la cama-sillón. Sin pensárselo la cogió y le dio un trago antes de que nadie se lo impidiera, le gustaba más con leche, pero hacía mucho que no bebía nada caliente. El hombre le habló.
-Espera, ese café tiene Whis...
Se lo terminó de un trago y le fue calentando el estómago como si la estuvieran arañando por dentro. Había algo más en el café que sabía muy fuerte y sin embargo la reconfortaba. Empezó de pronto a sentir sueño y se hizo un ovillo en la cama de Roberto y se durmió ante la atónita mirada de todos.
-¡¡Jajajaja...!! Bueno, pues que duerma su primera mona.
Dijo Roberto. Era muy tarde y todos se fueron a dormir salvo los “Vigilias”. Salió fuera a tomar el aire. Llevaba dos bastones para caminar desde hacía unos meses, era consciente de que su tiempo se agotaba, eso estaba asumido aunque pensaba dar guerra hasta el final, porque le gustaba mucho vivir. Lo del dolor de huesos lo llevaba bastante peor, aunque hacía algún tiempo que era capaz de aislarlo y dejarlo en un segundo plano.
El cielo era un lienzo negro absoluto era ese momento justo antes de amanecer en el que todo es oscuridad. Decidió ver amanecer puesto que ya no se dormiría, su cama estaba ocupada por Tambor y el dolor estaba despertándose como si fuera un animal hambriento.
La típica luz extraña de los primeros rayos de Sol, hoy le parecía más rara de la cuenta al reflejarse en los árboles y casas flotantes, o quizá es que estaba cansado y dolorido. Una voz lo sacó de sus pensamientos.
-Bambi… ¿Qué es eso que está en el cielo? Dime que tú también lo ves.
Era Rosario quien le hablaba, la única persona que dormía menos que él. Miró al horizonte esperando ver la esfera de color amarillo enfermizo del astro Rey pero algo se recortaba interponiéndose, casi creando un pequeño eclipse. Tenía una forma cilíndrica y parecía vibrar. Roberto gritó a Rosario.
-¡¡¡Avisa a todo el mundo que vengan a la cueva!!! ¡¡¡Es el adversario!!!
La siguiente hora fue de plena actividad, se avisó a todas las personas para que fueran a la cueva dejando todo. Se organizó una especie de campamento para alimentar a más de mil personas. Rosario, una vez organizado todo fue a la aldea “Calcos” para avisar a estos y a Jacinto, que llevaba un tiempo viviendo con ellos.
Roberto empezó a sentir una especie de nota monótona en “Canción metal” era dos sonidos cortos y uno largo. Suponía que eran los Tecnólogos, avisándole que se dirigían a la cueva Madre a reclamar lo que les había prometido. “Entregarás tu vida, pero eso no significa que vayas a morir”. Fueron sus palabras, lo que tampoco le alentaba. Había llegado el momento de contar todo lo hablado con los Tecnólogos a los demás. Incluida esa parte que sólo conocían Esperanza y él. Esperaría a que estuvieran todos. También tenían que conseguir información sobre el adversario, cosa que esperaba recibir de los Tecnólogos. Esa misma tarde lo sabrían todo. Levantó la vista y vio a Tambor mirándole como si hubiera estado contándole todo lo que había pensado. La niña se acercó a él y le acarició el rostro mojándose los dedos de la mano. Le mostró la palma mojada, se sorprendió, no sabía que estaba llorando. Le preguntó con el equivalente a gestos en “Canción Metal” por Rosario. Le respondió hablando.
-Ha ido a buscar ayuda Tambor, pronto estará de vuelta para protegernos.
La niña se esforzó en hablar. Su voz le sonaba rara y sin su tono real, como en esas películas que veía cuando había televisión en la que hablaban Alemanes o Rusos arrastrando las erres y las eses.
-Er... ess tu quien noss prro... tegess a no… nosotrros.
El hombre llamado Roberto pero que también llamaban “Bambi” y a ella le gustaba más ese nombre, le sonrió con tristeza.
-Ojalá cariño, ojalá.
Hacia el mediodía, ya habían llegado todos los Calcos con Jacinto y Rosario. Se reunieron en la gran sala junto al fuego. Roberto tenía una pequeña manta encima, a pesar de estar junto al fuego, sentía frío. Rosario en cuclillas, que era su posición de descanso con Tambor a su lado. Canela y Esperanza flanqueando a Jacinto y al Joven jefe Calco y por último Finstro a su lado que instó a Roberto a que empezara.
-Rrrrr... ...Empieza a contarnos eso que no quieres decirnos... Rrrr...
Roberto sonrió con tristeza y empezó.
-Ante todo quiero pediros perdón por no haber contado esta parte de mi aventura en Nación Civilizada de mi conversación con los Tecnólogos... Me exigieron un trato...
Rosario tenía el rostro tenso
-¿Qué clase de trato Bambi? ¡Sabía que algo no nos habías contado!
Tragó saliva antes de continuar, se avecinaba un mosqueo monumental de su compañero.
-Los Tecnólogos me dijeron que nos ayudarían a superar lo de las crisis... Y yo a cambio... Les entregaría mi vida cuando el Adversario se manifestara. Bueno, pues el Adversario ha llegado. Los Tecnólogos se dirigen hacia aquí, casi los puedo sentir a través de Canción Metal y si tocáis el suelo, también lo sentiréis.
Todos lo hicieron salvo Rosario que estaba furioso con Roberto, que estaba esperando la explosión de rabia de un momento a otro, la cual, efectivamente, no se hizo esperar.
-¿De qué huevos de pato castrado nos estás hablando Bambi? ¿Hasta cuando crees que puedes tratarnos como a cuatro mocosos? ¿Qué te dan ataques a la cabeza también en ese deterioro de tu cuerpo? ¡Joder! Nos pones esta mierda en vinagre delate de la cara y luego la estallas de una palmada para llenarnos de tu mierda de ego de mártir mesías y hacernos “El pecoso” a todos ¡Un mojón de cacarubia para ti! ¡Que te den! ¿Quién coño se supone que son los mamañemas esos Tecnopollastres?...
Siguió perorando y gesticulando mientras Roberto, agachaba la cabeza, en parte porque se sentía culpable y también porque siempre que se enfadaba Rosario le hacían gracia las expresiones que usaba como la de “Huevos de pato castrado”. Sentía que los Tecnólogos estaban a punto de llegar y se puso en pie casi a la misma vez que Finstro. De la otra sala llegó una especie de señal a través de canción metal que anunciaba que estaban allí. Se dirigieron allí con Rosario y Esperanza a la cabeza. En la penumbra, había movimiento hacia un lado y otro. Empezaron a comunicarse mentalmente. Arrastraban mucho las palabras, al parecer les costaba esfuerzo usar el lenguaje aunque fuera a través de “Canción Metal” de los habitantes de Falsobosque
-Haaa lleeggaddo del mmommmeenntto dee ppaggaarnnooosss Rrrroobbeeertto.
Antes de que pudiera decir algo, intervino Rosario.
-¿Y se puede saber que hace que tenga que cumplir semejante promesa? ¿Porque debe entregaros su vida?
Las criaturas emitieron unos siseos entre ellas y a continuación se dirigieron a Roberto.
-Rrobberrttto, eeel trrratto errra ccontttiggo, naaaddiiiee mmaaaasss ppueeddee iintteerveenniiirrr.
-Y yo os digo que si me vuelven a ignorar serán ustedes los que empiecen a entregar vidas ¿Comprepreprenden?
De nuevo ese bisbiseo entre ellos y silencio, antes de que respondieran, Rosario continuó.
-No habéis hecho una puñetera mierda por nosotros. Hemos tenido que luchar a base de bien, perdimos amigos, nos hirieron y hasta han matado a miembros de nuestra población. Bambi casi no se tiene en pie… ¿Y ahora piden la entrega de una vida? ¿Con que derecho? ¿Qué han hecho para merecer pedir nada?
-Hhemmoooss rreeesstaabblecccidddo eeell ooordddeenn een ell ccllliimma yyy eennn lllaaa nnaaatturrraaleezzzaa...
-Habéis restablecido mis cojones en bata, no han hecho nada aparte de darse importancia, si han hecho algo mis pelotas son claveles...
-Rosario, no mienten e...
-Tú te callas Bambi, todo lo que tienes de inteligencia, lo tienes de tonto muchas veces. Vosotros explicadnos que es esa cosa recortada en el cielo y no os guardéis nada, o lo sabré más tarde o más temprano.
Dijo apuntando con el dedo primero a su compañero y después hacía los seres que seguían con su bisbiseo y además este iba en aumento. Rosario había conseguido que se enfadaran y salieran de esa área de comfort que les tenía en ese envoltorio de superioridad que se había desmoronado con sus palabras.
-Eeell aadvverrssariio eess muchhaaas ccoossasss y ttieennne mmucchooosss nnombbrreess. Mmaddre dddee ttoddoooss, Dddiioooss, Ggeeovvá, Hhaccedoor... Usssa aaa ssuss hiijjoos parra aacttuaaar, vvoosssotrrooss loss llllaammaaiiiss Aaangeellees, asssí aaaccttuuuarra éeell ooss ddesttruuuiriiaa a tttoddooss. Vvveeenndddrrá aaa eexiiggiiir ssu cccooosseecchhhaa.
Roberto fue acumulando todos los datos recibidos. Dios venía a recoger lo sembrado, era el resumen. Entonces comenzó a mecerse levemente y poco a poco al principio, adelante y atrás, como si hubiera entrado en una especie de trance y empezó a hacer una serie de preguntas a los Tecnólogos cuya respuesta era siempre corta.
-¿El adversario pide un tributo a los seres vivos de este planeta?
-Ssiii.
-¿Puede considerar el cambio de la tierra a Falsobosque como un paso atrás en nuestra civilización? ¿Como si fuéramos una plaga que hay que erradicar?
-Sssii
-¿Los Ángeles son voladores?
-Ssii, ppuueeeddeen vvolllaar ccooon ssuss aallaaass ddiissttanccciiaass ccoorttaasss.
-Entonces, ¿Vendrán a la tierra en aeronaves desde el Adversario?
-Sssi.
-¿Vosotros sois Ángeles?
Se produjo un bisbiseo una vez más.
-Ffuuuiimmoss, aahhooorraa nnoooss quuiittarroon laasss aallaass.
“Son Ángeles caídos” dijo a todos a través de canción metal o lo repetía mentalmente, sin importarle si le oían, aunque sabía que su arrogancia no les dejaría escuchar lo que hablaran que no fuera directamente con ellos.
-Dejadnos despedirnos y partiré con vosotros a encontrarme con los vuestros.
-Ssseeaa, ttiieenneees haaasssta qquueee eelll Ssooll eesstte mmeddiioo.
Y sintieron como se retiraban como arrastrándose esos seres hacia la oscuridad y que allí dejaban de estar físicamente de alguna forma. Roberto permaneció meciéndose unos minutos con los ojos cerrados y repitiendo algunas palabras de la conversación entre dientes. Abrió los ojos y se volvió hacia sus amigos y vio que faltaba Rosario. Lo llamó desde Canción Metal. “Enseguida estoy” Respondió entre la melodía de “Cuando zarpa el amor” de Camela, lo que siempre hacía que Roberto negara con la cabeza con resignación. Tambor le preguntó.
-Señorr Bambi, ¿Qué es haacer el Pecosso?
En referencia a lo que dijo Rosario durante su enfado. La miró sopesando si debía contárselo, pero hoy ya había escuchado osas peores, así que se lo contó un poco para entretenerse y quitar un poco de tensión al momento tan dramático en el que se encontraban.
-Veras cariño, los militares antiguamente, bebían en las cantinas de cuarteles y hacían juegos apuestas para beber copas y que tuviera que pagar una ronda a los demás quien perdiera, pues “El Pecoso” era uno de esos juegos.
-¿Y coómo se juggaba?
-Es un poco asqueroso, no querrás oírlo.
-He vividdo en un aárbol mass de una semana, comía sus frutos y mme limpiaba con hojas cuanddo hacia ccaca y ppiss…
Le respondió la cría. Roberto suspiró y continuó.
-Se ponía un cagarro en una bolsa de papel y se colocaban dos posavasos, se ponía un tipo frente al otro, contaban hasta 3 y cada uno golpeaba con todas sus fuerzas el posavasos que tenía delante. Ganaba el que quedaba menos salpicado de mierda, el menos “Pecoso.”
Todo el mundo quedó en silencio. Tambor se tapaba la boca con ambas manos y tenía los ojos muy abiertos, tanto que parecía un “Anime”
-¡Puah! ¡¡Que ascazo!! ¡Jajajajajaaa…!
Era la primera vez que se reía en mucho tiempo y el sonido le parecía raro. Al menos el poco tiempo que pudo oírse, ya que al poco todos, incluso Bambi, estaban riendo a carcajadas. En medio de las risas llegó Rosario que también se contagió un poco del buen humor general y se reía sin saber de qué, a él, si que era raro verlo reír. Cuando todos se calmaron, Roberto empezó a hablar.
-Escuchadme. Estos Ángeles caidos, solamente buscan la redención ante los suyos. Creo que son los habitantes del Adversario y van recogiendo tributos de planeta en planeta. Se han descuidado cuando Rosario los ha provocado y he podido ver lo que piensan de verdad. Son poderosos, aunque mucho menos de lo que nos quieren hacer creer. No son una mente colmena como lo era Kaos (La Gran Espora) son seres independientes, de ahí esos cuchicheos y bisbiseos. No dudarán en ofrecer lo que sea con tal de ser readmitidos en su sociedad. Nuestro planeta es uno más, no es para ellos algo especial, así que, si damos demasiados problemas, nos destruirán como quien aprieta un botón, somos ganado o incluso hortalizas, no nos consideran seres pensantes, somos primitivos, ellos son el homo sapiens y nosotros un burro que azotar si se come los tomates, ¿Comprendéis?
-¿Que vamos a hacer?
Preguntó Rosario
-Tenemos que despertar al Adversario.
Respondió Roberto. Jacinto y Rosario intervinieron.
-No entiendo...
-Yo tampoco Bambi, ¡Explícate!
Sonrió a sus amigos y continuó.
-El Adversario, es un ser superior, para él tanto nosotros como los Ángeles somos poco más que parásitos, bacterias. Creo que si despierta, no le va a gustar la colonia de “Bichos” que tiene encima y actuará. Es la única baza que tenemos y no es mucho, además, habrá que cruzar los dedos y esperar que no nos destruya a nosotros cuando se quite la plaga que tiene encima.
-¿Y cómo vamos a despertarlo Bambi? ¿Con un despertador gigante?
-Con las dos únicas armas de que disponemos.
Dijo abriendo los brazos y extendiendo una mano hacia Finstro y la otra hacia Esperanza.
-Yo me iré con los Tecnólogos, tenéis que conseguir un transporte que os lleve hasta allí.
Tras explicarles todo tuvo que convencer a Finstro y Esperanza de que lo dejaran marchar, cosa que sólo logró cuando les prometió que se mantendría vivo hasta que consiguieran ir a buscarlo, aún así, La mujer no estaba convencida del todo.
Cuando llegaron los Tecnólogos, se despidió de todos uno por uno dejando al lince fallido y la mujer para el final. Los 3 permanecieron en un abrazo con sus frentes tocándose.
Cuando se dirigió hacia la oscuridad donde se encontraban los Tecnólogos ayudado para andar por los dos bastones, Canela, el enorme San Bernardo se colocó al lado de él. La acarició el lomo y le fue a pedir que volviera con los demás la perra le dijo a través de Canción Metal que se iba con él. No trató de disuadirla, había tomado su decisión. Se dirigió a los Tecnólogos (Ángeles caídos) que esperaban.
-Canela vendrá conmigo, no quiero irme solo y ella se ha ofrecido a acompañarme.
Se produjeron de nuevo los bisbiseos y cuchicheos y respondieron.
-Sssea ccoommmo qqueerraaiiis.
Y cuando El perro y el hombre llegaron a la penumbra fueron rodeados por oscuridad que se fue alejando dejando de nuevo los claroscuros de la penumbra en completo silencio como si nunca hubieran estado allí.
Todas las miradas se volvieron hacia Rosario, lo que hizo que se sintiera molesto, no le gustaba el rol de líder.
-Esperadme aquí.
Les dijo, y se marchó desapareciendo también en la oscuridad de la cueva pero en otra dirección. Se sentaron firmando un semicírculo, con Finstro en el centro y Tambor y el niño Calco a sus flancos. Esperanza y Jacinto en ambos extremos. Había una losa de pesadumbre en los hombros de todos. Rosario volvió con una especie de saco que parecía pesar. Lo arrojó al suelo y de su interior se oyeron gemidos. Quitó el nudo que lo mantenía cerrado y de su interior sacó una especie de serpiente cuya cabeza semejaba la de un dragón. La boca de este estaba amordazada y la cola doblada y atada al tronco fuertemente. Por eso no estaba cuando Roberto fue a hablarles, pensó Tambor.
-Os presentó a un Tecnólogo o a un (Ángel caído) como lo queráis llamar. Yo los seguiré llamándolos Tecnólogos, lo de Ángeles caidos sme atraganta.
Dijo ante la cara de sorpresa de todos. Siguió hablando dirigiéndose ahora a la criatura, su voz sonó carente de matices, casi robótica.
-Te voy a quitar la mordaza. Si intentas algo contra mí o los míos o alertas a tus semejantes de alguna forma, te haré mucho daño. Asiente con la cabeza si me has entendido.
Los ojos reptiloides y aterrados del Tecnólogo miraron al rostro inexpresivo del hombre y su cabeza asintió. Cuando le soltó la boca empezó a proferir amenazas.
-Eesssttass loooccoo ssii ccrreeees qquue vvaaas aaa ccooonnssseeguuiiiirrr aalggooo ddeee mmiii. Looooss mmiiioosss vveeenddrrraaan aaa bbuusssccaaarrmmme...
Rosario tenía la mirada fría como de una persona carente de emociones.
-Calla, hasta ahora no te han echado de menos, me da la impresión de que el apego no es una de vuestras virtudes angelicales. Ahora me voy a ir contigo y me vas a conseguir lo que te pida o no volverás a ver a ninguno de los tuyos.
-¿Qquuuee eesss looo qquuuee qquuiiiieeerrrreeesss?
-Quiero que nos lleves a “Dios”.
Le respondió. Les dijo a todos que lo esperaran. Metió de nuevo en el saco a la criatura y salió con ella al exterior. Volvió media hora después, la criatura iba junto a él sin mordaza ni amarres ya, estaba magullada como si se hubiera caído varías veces por un terraplén y tenía varias heridas. A Tambor no le gustó ver que había sido torturada, pero entendía que era cuestión de supervivencia. Algo, aparte de la situación la tenía intranquila, y no sabía que era exactamente. Finstro le habló desde Canción Metal.
-Rrr... Yo también lo noto... Rrr, Rrrr... Lo que te perseguía se está acercando lentamente Rrr... Lo que le asustaba ya no está aquí... Rrr... Algo quiere de ti y no se detendrá hasta lograrlo o morir... Rrrr.
Tambor se acercó a Rosario y le cogió de la mano. Se sentía mejor con él al lado.
Rosario se puso en cuclillas y empezó a contarles lo que harían para ir hasta Dios al rescate de Roberto. En realidad era un plan muy simple, consistía en asaltar y tomar una de las naves en las que los Ángeles iban a bajar a la tierra y, ayudados por el Tecnólogo, al que ahora llamaba “Guiños”, la verdad es que le pegaba porque cada poco guiñaba uno de sus ojos, ir hasta el Adversario, despertarlo aún no sabía cómo, recoger a Roberto de donde estuviera y volver a Falsobosque en la misma nave. Las posibilidades de éxito de semejante chapuza eran tan escasas, que sería impensable para algún estratega y quizá por eso mismo a lo mejor podía funcionar. Los Tecnólogos no podían exponerse a la Luz del Sol o de cualquier otra estrella, al contrario que sus hermanos que sólo salían de día según les había informado “Guiños”, así que se pusieron manos a la obra. Formaron una expedición compuesta por Rosario, Jacinto, Esperanza, Finstro y “Guiños”. Cuando iban a partir, se acercaron Tambor y el Niño Calco para ir con ellos.
-Ni hablar.
Dijo Rosario. El Niño Calco le respondió.
-Yo soy hombre Calco ahora, si no ir no ser hombre nunca. Niña Tamtám ir también, o vendrá lo malo grande y acabar con todo para coger Tamtám. Si no ir no habrá casa para volver.
Rosario se puso a pensar. Lo que fuera que perseguía a la niña, por alguna razón, seguía queriendo cogerla. El hecho de que ahora se estuviera acercando poco a poco no sabía a qué obedecía. Finstro le habló.
-Rrr... Lo que asustaba a eso ya no está aquí... Rrrr... Piensas muy alto... Rrrrr.
-Claro, porque no estoy acostumbrado a tener que deducir yo, normalmente Bambi plantea los problemas, los despliega y los presenta con todo detalle para que entre todos busquemos la solución, pero ahora no está y tenemos que apañarnos nosotros.
Se quejó amargamente. Según hablaba, se había dado cuenta que les habían quitado una pieza principal de su sociedad. El cerebro privilegiado de Bambi suplía con creces su mermado estado físico y había dejado que se lo llevaran. Se sentía culpable, había pecado de pardillo y ahora temía por él.
“-Rrr... Yo también lo necesito y lo echo de menos... Rrr... Es lo que sucede cuando un amigo no está... Rrr”
Le dijo Finstro desde Canción Metal
“-Nos lo han arrebatado, no es que no esté, además no es mi ami...”
Respondió. Pero si lo era, aunque nunca lo iba a verbalizar.
-¡Pongámonos en marcha! ¡Guiños, guíanos!
Tomó de la mano a Tambor y emprendieron la marcha con Jacinto al frente, a través del entramado de túneles que les descubrió el Ángel caído y que hasta ahora desconocían. Caminaron aprovechando unas antorchas improvisadas que consistían en un paño con tela mojada impregnada con el verdín iridiscente que iluminaban algo más de metro y medio, por lo que fueron lentos. En aquel laberinto, la oscuridad y el silencio levemente interrumpido por sus pasos, la respiración y alguna palabra de vez en cuando, perdieron la noción del tiempo y no sabían si llevaban muchas horas caminando o solo un par de ellas. Esa incertidumbre les provocaba ansiedad y todos se sentían cansados como si llevaran días sin descansar.
Nadie le había vuelto a dirigir la palabra, casi lo prefería así. Lo llevaban en una especie de deslizador, con lo cual no tenía que caminar y lo agradeció. Se dedicó a observar a los Tecnólogos. Pudo averiguar que tenían algún tipo de jerarquía. Todos consultaban al más grande de ellos (Se supone que son súper evolucionados y mandaba el que la tenía más grande como hace más de 2000 años en la tierra) informaban con esos bisbiseos y este líder, nunca decía nada pero todos hacían una especie de ritual arrastrando la cabeza por el suelo.
Aprovechando los claroscuros, pudo ir observando la morfología de los Ángeles Caídos. Eran como serpientes pero se arrastraban irguiendo su cuerpo algo más de un metro verticalmente, como una cobra cuando va a atacar. Su cabeza semejaba más a la de un dragón pero tenían unos inquietantes rasgos humanoides. Algunos tenían brazos con garras reptíleas, otros los habían perdido, no les habían salido o estaban un escalón por debajo en la evolución.
Llegaron a una especie de afloramiento y de repente pudo ver las estrellas en un hueco como dos estadios. Allí se detuvieron. Lo amarraron a una roca por el tobillo, cuando les dijo si creían que podía huir con su estado físico y les recordó que se había ofrecido voluntariamente a acompañarlos, se disculparon y lo soltaron. Pensó en lo muy estúpido que había sido al acompañarlos. Sabía que era una especie de ofrenda a sus semejantes superiores. Sintió en la cara el aliento húmedo y caliente de Canela. Le acarició la cabeza y pensó. “Esta vez nos hemos metido en un buen lío, a ver cómo salimos de esta”. El enorme San Bernardo gimió. Entonces, Roberto se dio cuenta que funcionaba Canción Metal y decidió enviar mensajes con información a sus amigos, los mensajes los transmitiría Canela, estaba seguro que no escucharían los pensamientos de ella.
Finstro avisó a todos.
-Rrr... Los Tecnólogos han llegado al lugar de encuentro con los Ángeles... Rrr...
Se detuvo toda la expedición. Rosario preguntó a Guiños si les faltaba mucho para llegar. El Ángel caído respondió que les quedaba un poco. Tambor soltó la mano de Rosario y se acercó a Guiños. Jacinto fue a impedir que estuviera demasiado cerca y la pudiera atacar, Finstro se lo impidió.
-Rrr... Tranquilo... Rrrr... No le hará nada... Rrr...
La niña se acercó al ser reptiloide mientras parecía emanar de ella una tenue luz. El Ángel caído se había quedado muy quieto, como hipnotizado. Cuando tambor estuvo a su lado Guiños bajó su cabeza hasta la altura de la de ella. La niña posó su mano en la mejilla de aquel ser y de pronto ambos brillaron juntos ante la mirada atónita de todos. Las heridas del Tecnólogo se curaron rápidamente. La niña le empezó a preguntar.
-¿Vas a acercarnos a tiempo al lugar donde está Bambi y tus hermanos?
-Nnooo
Respondió
-¿Ibas a traicionarnos verdad? ¿Lo vas a hacer?
-Ssssiii, iiibbaa aaa Trraiiiciiiooonnaaaarrr, peeerrooo nnooo eeeess ttrraaaiiciioooonn, eesss ssseeerr ffiiieel aaa looosss miiioosss....
-¿Vas a traicionarnos?
Preguntó la niña de nuevo.
-Nnoooo, pooorrquueee… Ttteee aaammoooo...
-Yo también te quiero a ti.
Y empezó a brillar más, de aquel ser brotaron dos brazos y la parte erguida fue tomando la forma de un torso humano. La transformación duró varios minutos y parecía ser dolorosa para ambos, niña y Tecnólogo.
Cuando la luz empezó a disminuir la niña quedó sin fuerzas. Jacinto la cogió justo antes de que cayera al suelo sin conocimiento.
Rosario se acercó al Ángel caído que observaba con cara de sorpresa, su rostro ahora era más humano y se había convertido en una especie de centauro mitad humano, mitad serpiente.
-Si le sucede algo a Tambor, a ti te sucederá el doble.
Respondió, ahora arrastraba menos las palabras, lo que sea que le había cambiado por fuera también lo había hecho por dentro.
-Ssi lee suucedee algoo mee muero.
El hombre acercó su rostro al del Ángel caído y le dijo.
-Me parece bien. Guíanos, esta vez sin traicionarnos.
Y aquel ser se puso a la cabeza.
-Noo iremoos al afloramiento, saldremoos dee la cuueva. Un aataquee froontaal seriaa un suicidioo. Cogeremoos transportee fueraa.
Cada vez habla mejor, se fijó Jacinto. Se sentía desubicado desde que se fue a vivir con los Calcos y se puso al servicio del niño Calco que sería después el único hombre Calco. Agradeció que Esperanza también fuera con él aunque ella iba y venía de Pueblo Calcos a Madre. Los acontecimientos que sucedieron cuando se enfrentaron a Kaos le empujaron a vivir con estos nuevos seres humanos llamados Calcos. Ahí, entre ellos, encontró su sitio, su lugar en ese nuevo mundo al que llamaban Falsobosque. Así se lo hizo saber a Finstro y los demás, aunque no contó que se había unido sentimentalmente a una de las mujeres Calco, se lo hizo saber al niño Calco y este les dijo “Si ambos bien, es que está bien”. Ahora el destino de todo estaba en manos de ese puñado de seres que iban de expedición para intentar rescatar a su amigo de un ente para el que eran prácticamente insectos, menos aún, microbios.
Roberto seguía informando a través de Canela. Ya los habían llevado al adversario, los habían metido en… Entonces Finstro alertó a todos sacándolo de sus pensamientos.
-Rrr... Lo malo grande viene hacia nosotros... Rrrr... Quiere coger a Tambor...Rrr...
-iiDeeprisaa!! iiFaaltaa pooco!!
Y todos aceleraron el paso ante la imposibilidad de poder correr. Rosario apretó contra su pecho a la niña, que aún dormía. “Mejor”, pensaba “Ya tendrá tiempo de preocuparse”. Detrás de ellos iba creciendo una especie de plantas y hongos que tapaban el túnel natural por donde caminaban. Finstro les estaba consiguiendo tiempo, aunque sabía que eso solo retrasaría a aquel ser. Llegaron a una salida y se encontraron en una zona de Falsobosque que no habían visitado como parte de esa gran extensión de vegetación salvaje. Rosario lo supo al reconocer, a pesar de estar recubiertas de vegetación y prácticamente, la herrumbre había convertido en roca el metal, pero estaban ahí. 4 Torres altas y un poco más lejos dos torres enfrentadas, las torres Kio.
-Vaayamos entree árbooles están muy ceerca.
-Rrr... Los tengo... Rrrr
Finstro se adelantó a grandes saltos. Escucharon un disparo, después unos gritos y después silencio. Cuando llegaron, el formidable Lince estaba junto a una aeronave solo.
-¿Los haas mataado?
-Rrr... Nunca mato si se puede hacer otra cosa... Rrrr... Han vuelto al origen...Rrrr
El Ángel caído no entendía lo que eso significaba. Jacinto se lo explicó.
-Han involucionado, a mucho antes de lo que lo habéis hecho los Tecnólogos que estáis aquí.
No hubo tiempo para explicar nada más. Se produjo un estruendo que provenía de la cueva que había quedado sellada con vegetación. “Lo malo grande” había llegado, tenían que luchar con eso e impedir que dañara el transporte que Finstro había conseguido. La niña despertó de golpe y les habló dentro de sus cabezas.
-¡¡Es la semilla original!!
Todos la miraron sin entender lo que quería decir.
-¡¡Es la madre naturaleza, Gaia, Era!! Del mundo como era antes. Lo que se ha movido en el mundo cuando ha llegado lo que está en el cielo la ha despertado. No podemos luchar con ella, no podemos ganar...
Rosario pensó que la única salida que tenían era subir al transporte y huir hacia el Adversario.
-¡¡Rápido subid a la nave!!
Les gritó. Y todos corrieron al vehículo aquel, menos Esperanza. La mujer había abierto sus brazos y agachado la cabeza. Rosario fue hacia ella para cogerla y llevarla a la aeronave, pero Finstro lo detuvo.
-Rrr... Deja que cante... Rrrr... Puede salvarnos... Rrr...
Rosario aguzó el oído y escuchó un lamento muy bajo. Poco a poco se dio cuenta de que no era un lamento ni un llanto, era una canción que parecía una especie de Nana. A medida que “La semilla” se acercaba iba disminuyendo su velocidad y el canto de La mujer aumentaba un poco su volumen. La masa informe de aquel ser se fue haciendo más pequeña y cambiando su silueta en la forma de animales de antes de que existiera Falsobosque. Un rinoceronte, un buey, un león, una cabra, un perro, una marmota... Cuando fue una marmota se detuvo, se restregó los ojos y se echó a dormir ante la estupefacción de todos. Esperanza seguía cantando su canción. El lince fallido susurró.
-[Rrr... Es la canción de la tierra.... Rrrr.]
La mujer sin dejar de cantar les transmitió a todos.
-Debemos llevarnos a Gaia, si se despierta aquí va a estar furiosa, asustada y confundida y puede destruir todo. Yo seguiré cantándole la canción de la tierra mentalmente para que no os afecte a vosotros.
-¿Podrás cantar, hablar e Interactuar con nosotros al mismo tiempo?
Preguntó Jacinto
-Claro que si, soy una mujer bobo, podemos hacer varias cosas a la vez.
Le dijo sonriendo. Era la primera vez que sonreía con la boca y los ojos desde que la conocieran unos meses o años atrás, con las fluctuaciones en los días que sufría Falsobosque no podía estar seguro. Tenía una sonrisa pícara que no pegaba con su aspecto sombrío, pero era una sonrisa bonita.
Tambor se acercó a ella.
-A ti no te esperaba, yo tampoco. No sabía que cantaras tan bien. La niña le apretó la mano y Esperanza sintió como si algo que le oprimía desde dentro, levantara el pie. Después, la niña se acercó a Rosario y le cogió de la mano como si toda la existencia dependiera de ello. La combinación de rudeza y fragilidad, el vínculo que se había creado entre los dos era hermoso y emanaba fortaleza. Todos entraron en la aeronave, Jacinto llevaba La Semilla que permanecía dormida en su forma de marmota. Se repartieron como pudieron Jacinto junto al niño Calco y a su otro flanco la mujer. Rosario de pie junto a Guiños que le había pedido ayuda para poder pilotar la aeronave, ya que se tenía que hacer entre dos pilotos por lo menos. Finstro tumbado atento a todo con Tambor entre sus desproporcionadas garras delanteras. La aeronave se empezó a elevar un poco tambaleante y a trompicones enfiló en dirección al Adversario. Finstro contactó con Roberto a través de Canela.
-Rrr... Ya vamos a buscaros... Rrrr... Necesitamos saber hacia donde... Rrr... Es muy grande...Rrrrr...
-Siguee en coontacto, creoo que see dónde loo llevaraan
Intervino Guiños. El Lince fallido puso al día de lo acontecido a grandes rasgos a Bambi y el San Bernardo.
Roberto se quedó pensando cuando terminó de recibir información. Sin darse cuenta se mecía suavemente adelante y atrás y de vez en cuando decía palabras sueltas “La canción de la Tierra, Gaia, la semilla, Tambor, Evolución, Guiños...”
La nave se posó en una de las centenares de oberturas que aquel ser superior tenía y que equivalían a los poros de nuestra piel. No había ningún ser vivo cerca excepto los que estaban dentro de la aeronave y aquel que era la superficie donde se encontraban. Finstro informó que la atmósfera era respirable, no obstante, aún así, iba generando a su paso una vegetación y una especie de burbuja de aire que rodeaba a todos. Se puso al frente junto a Guiños y caminaron hacia la canción de Bambi (Como había llamado el niño Calco a la señal que los guiaba hacia Roberto). Tuvieron que dar muchos rodeos, los poros se comunicaban entre ellos pero no seguían líneas rectas, se estrechaban, o se ampliaban demasiado.
-Dios es Bob Esponja
Pensó a través de Canción Metal Tambor. Lo que hizo reír a unos y sonreír a los demás que no sabían de que hablaba. Cuando la Canción de Bambi sonaba muy fuerte, lo que indicaba que estaba muy cerca, Guiños hizo la señal de alto, avisándoles que había algún centinela.
-Rrr... Yo me ocupo... Rrrr...
Dijo Finstro. Dobló el codo que hacía el poro del Adversario y todo se llenó de luz y de una especie de armónico, después todo se volvió verde y resonó Highway to Hell y la luz desapareció. No habían transcurrido más de 10 segundos que, aún así, se hicieron interminables.
-Rrr... Podéis venir... Rrrrr...
Todos llegaron al lugar. En el suelo yacían durmiendo dos seres de un color blanco translúcido y mortecino. Sus brazos tenían unas membranas que se extendían hasta la cintura. Sus cabezas tenían forma casi triangular. El rostro era humanoide, salvando los ojos enormes con grandes párpados narices respingonas y boca grande toda llena de dientes. El resto del cuerpo era como el de los seres humanos salvo alguna variante como que parecían tener 3 ombligos y el mismo color blanquecino. Llevaban una especie de falda con taparabos por lo que no podían saber nada de su sexualidad si es que, como todo apuntaba, se encontraba en su entrepierna. La parte interior de las piernas y muslos tenían replegada una especie de membrana que, seguramente serviría para ayudar a planear y como timón en el vuelo. Daban un aspecto aterrador y al mismo tiempo resultaban de una belleza fascinante, casi hipnótica. Rosario preguntó.
-Porque no los has vuelto al principio.
Refiriéndose al poder de involucionar del Lince fallido.
-Rrr... Vienen de una crisálida... Rrr... No hubieran sobrevivido... Rrrrr... Roberto está muy cerca... Rrrr...
Lo llamaron y su voz sonó tras una pared.
-Estoy metido en una especie de celda hecha con la carne del Adversario. Me metieron desde arriba. Finstro miró hacia arriba y vio que, efectivamente, no estaba cerrada la pared arriba. Saltó y clavó sus garras en aquel muro hecho de carne dura. Así llegó hasta arriba y pudo ver a Roberto. Creó una suerte de enredaderas para que pudiera trepar, no podía hacer mucho más sin tierra para hacer crecer nada, estaba tirando de sus propias reservas de energías y ya había gastado casi la mitad. Roberto intentó trepar pero estaba demasiado débil físicamente y no tardó en caer al suelo. Como si adivinara lo que pasaba, Rosario le pidió que lo ayudara a subir. Finstro creó una enredadera por la que subió Rosario rápidamente y enseguida se deslizó junto a Bambi y Canela.Subió rápidamente como si fuera un saco de patatas al hombre y se lo entregó a Jacinto que también había trepado hasta arriba y le ordenó.
-Trae a Gaia y baja a ayudarme. Canela pesa un huevo.
No entendía para que quería aquel ser allí, pero obedeció. Dejaron a Gaía en el suelo y se dedicaron a izar a los casi 75 kilos de perro que era aquella perra. Tras unos minutos de resbalones, caídas y resoplados, consiguieron izar aquella perraza y bajarla poco a poco.
-¿Abandonaremos a Gaia aquí?
Preguntó Jacinto.
-Si, Gaía es nuestro despertador de Dios. Es la única oportunidad que tenemos de poder conseguirlo todos.
-Rrrr… En marcha Rrrrr…
Le respondió Roberto. Sabía que este plan no le gustaba a Jacinto, ni a ninguno de ellos, pero había tomado la decisión. Los Ángeles del suelo no tardarían en despertar, así que se pusieron en marcha. A los pocos minutos ya habían doblado varios recodos y Esperanza les dijo.
-Ya no puede escuchar mi canción, ahora despertará.
-Debemos darnos mucha prisa
Dijo Rosario, y se acercó a Roberto.
-Bambi, esto no te va a gustar.
Y se lo subió a la espalda antes de que pudiera decir nada. Jacinto agarró al niño Calco y a Tambor y empezaron a correr todos hacia la aeronave. Tras unos minutos de correr sin tregua, estaban llegando al recodo anterior al enorme poro donde habían dejado el vehículo.
-Rrrr… Nos esperan… Rrrr… Y Gaia nos pisa los talones... Sabe que Tambor está aquí… Estamos atrapados Rrrr…
No podían volver atrás ni seguir adelante. Esperanza no podía usar la canción de la tierra, demasiados recovecos, llegaría amortiguada y no aplacaría la furia desatada de Gaia a quien ya se escuchaba, aunque lejana, llegar soltando bramidos y destrozando todo a su paso.
-Hay que luchar!
Gritó Roberto bajándose de la espalda de Rosario y casi cayendo al suelo al hacerlo. Se pusieron en formación de “V” Roberto con los dos críos a sus flancos, Rosario a la derecha y Jacinto a la izquierda Esperanza y Finstro a los extremos El Lince junto a Rosario y la mujer Con Jacinto, por último defendiendo a los niños y a Roberto Guiños, aquel híbrido entre Ángel y Reptil. Así avanzaron a doblar el recodo que les separaba de la aeronave.
Había algo más de medio centenar de aquellos seres blanquecinos esperándoles armados con una especie de varas metálicas. “Ahora, antes de que ataquen ellos” Ordenó Roberto. Los dos hombres se enfrentaron a los Ángeles, eran guerreros militares consumados, antes de que pudieran reaccionar habían caído tres de aquellos seres los voladores empezaron su ataque, de sus varas salía una especie de vibración sónica que, sin tocarlos, hicieron caer Jacinto y a Rosario hincar las rodillas. Se posaron en el suelo y fueron en formación de tridente a golpear a ambos, entonces Roberto, empezó a ver todo de color púrpura y rojo.
(I never meant to cause you any sorrow
No quise acerte daño
I only wanted to one time to see you laughing
Solo quería verte sonriendo bajo la lluvia púrpura)
El contraste devastador de los poderes combinados de creación y destrucción, de evolución e involución de la mujer y Finstro era abrumador. No había una defensa posible para los Ángeles que fueron cayendo inconscientes o muertos según el lado del que recibieran. El niño Calco, Roberto y los demás se tapaban los oídos con todas sus fuerzas para evitar que estallaran sus tímpanos y sus cabezas se hicieran puré por dentro. Tan solo Tambor permanecía impasible con el híbrido haciendo de escudo delante de ella y Roberto en su retaguardia con las manos apretando con todas sus fuerzas sus oídos mientras notaba en sus palmas el calor húmedo de la sangre. Tambor empezó a brillar, débil e intermitente al principio y ganando intensidad hasta hacerse imposible mirar hacia ella aunque tuvieras los parpados cerrados, si no volvías el rostro se quemaban las retinas una melodía emanaba de ella a través de la luz. Roberto tardó en reconocerlo, era parte del estribillo de Painkiller de Judas Priest un poco variada la letra
(Yo soy el calmante del dolor
Nunca más serás la presa
Resucita por siempre humanidad
Retorna el armaggedon del cielo
Soy el calmante del dolor
I am the painkiller…)
Las canciones de Finstro y de Esperanza enmudecieron. Tambor avanzo hacia los caidos, Guiños intentó detenerla pero al tocarla también se llenó de luz y quedó como en éxtasis. Aquellos que eran alcanzados por la luz que emanaba de ella se curaban y volvían a la vida. Uno de los Ángeles que no había sido herido alzó su brazo para agredirla y de dentro de ella se oyó “¡Ya basta!”, en ese momento le alcanzó la luz y aquel ser cayó de rodillas como arrepentido. Rosario se acercó a ella y se curó, además rejuveneció como una década. De pronto todo empezó a temblar y empezaron a suceder demasiadas cosas a la vez para poder reaccionar. Gaia había llegado. Atravesó paredes y aumentó de tamaño, se alimentaba de vida, era la vida en la tierra y se la habían arrebatado. Por eso ansiaba a Tambor. La niña era la fuente y Gaia sería el conductor, la tubería que restablecería el antiguo orden. Su avance destructivo y su aumento exponencial de tamaño había ido provocando en el Adversario una herida del tamaño de una aguja al principio y que, a estas alturas, sería como un agujero de bala en proporción con el cuerpo de una persona. La batalla había cambiado y los que se enfrentaban ahora asumían juntos una nueva lucha. Además, el adversario había despertado y se estaba quejando de dolor. Aparecieron unos seres con formas de crustáceos y comenzaron a reparar las heridas causadas por la lucha, la llegada de Gaia y la naturaleza creada por Finstro junto a la destrucción causada por Esperanza. También atacaron a todos, principalmente a Gaia mientras Ángeles y habitantes de Falsobosque formaban un círculo defensivo dejando en el interior a los dos niños y a Roberto. Guiños se erigió totalmente transformado, su evolución había alcanzado el cenit que debería producirse, cientos, quizá incluso miles de generaciones. Era como un Dragón con formas humanoides y cuatro alas majestuosas. Los seres retrocedieron, no conocían ese nuevo ser, no sabían si podían atacarlo o si era hostil. Roberto se mecía de un lado a otro con esa forma de pensar que tenía propia de los génios con autismo o asperger. De repente gritó.
-¡Tenemos que matar a Dios!
Todos, se volvieron hacia él como si no quisieran creer lo que acababan de oír. Guiños habló por primera vez desde su transformación final.
-No sse puede matar a Dioss. Ess un sser ssuperior. Ssi le parass el corazón tiene otros corazoness, no sse cuantoss tendrá, además ssi lo matamoss que ya he dicho que no sse puede sse precipitaría ssobre la tierra y la desstruiria.
Roberto pensó rápido y se dirigió a los Ángeles.
-¿Tiene también muchos cerebros?
Los seres se miraron y el más pequeño, que parecía ser el líder pronunció con dificultad.
-Nnnnno sosolo unono.
-¿Podría seguir viviendo dormido?
-Mmmmiles dede vuestrotros añoños.
-Pues vamos a lobotomizar a Dios.
Rosario preguntó.
-¿Y cómo vas a conseguir eso Bambi?
Lo miró muy serio y le dijo
-Con el juego del burro y la zanahoria.
Rosario se preguntó qué era lo que quería decir hasta que se dio cuenta.
-No vamos a usar a la niña de zanahoria.
-Dios nos destruirá, el Adversario se ha despertado y tiene cuatro piojos picándole, yo los aplastaría y quemaría el nido. Gaia quiere a Tambor a toda costa, estos seres pueden vivir en Dios cuando duerme. No se me ocurre ninguna otra cosa.
-Yo iré con ellos, Bambi, tu no podrás seguir el ritmo, Finstro sería atacado por los fagocitos y linfocitos de Dios, os quedáis fuera. Iremos Canela, Jacinto, Tambor y yo.
Comenzaron una carrera desesperada encabezados y guiados por guiños que sabía la dirección del cerebro de Dios, aunque desde que fuera expulsado con los demás Tecnólogos, Dios había cambiado y crecido. En cuanto Gaia perdió de vista a Tambor, que iba en brazos de Rosario, Bramó y comenzó a avanzar hacia la dirección por la que habían desaparecido, en su paso absorbió o asimiló a los Ángeles que le tocaron y se convirtieron en parte de Gaia, así como todo aquello con vida que tocaba y era de menor tamaño. Cuando se acercó a ellos, Canela gruñó y le enseñó los dientes y entonces cambió de dirección como si hubiera visto algún tipo de demonio aún más temible que ella. Roberto quedó pensativo, “¿Porqué temía a La perra y no a la mujer ni a Finstro?” Tenía que entenderlo, debía haber una explicación. Mientras pensaba sobre ello, observó el gran túnel que había hecho en Dios Gaia, en su obsesión por alcanzar a Tambor. Era como aquellos strangelets que cayeron a la tierra en 1993, algo insignificante de tamaño pero que causó desperfectos en miles de kilómetros. Imposible defenderse o prepararse contra un fenómeno de la naturaleza así. Y de pronto lo comprendió. Canela era insignificante para muchos, un perrazo enorme y poco más, pero para Gaia era una pieza que estaba encajada perfectamente en su mundo y en este mundo que la había dejado sin sitio, era el Strangelet de Gaia. Le habló a través de canción Metal.
-“¡¡Canela ve con Tambor, protégela con tu vida!! Solo a ti te teme Gaia, solo tú puedes protegerla”
La enorme perra aulló y salió corriendo con una velocidad y agilidad que contrastaba con su tamaño.
A continuación entraron en la aeronave. Roberto estaba conectado a Canela. La animaba e indicaba, a través de su canción que era Walk de Pantera. Calculaba que en poco más de un minuto alcanzaría a sus amigos. Finstro informaba a Rosario que Gaia estaba dando un rodeo enorme por causa de Canela. Esperanza intentaba ver que había delante de Rosario, Jacinto y los niños, había algo, como una especie de cortafuegos, silencio, la ausencia de todo, era como cuando desconectaban la electricidad. Cuando llegaron al cerebro del Adversario, este estaba rodeado de arriba abajo de una red de seres que parecían libélulas eléctricas. Eran el equivalente de los leucocitos De Dios. Comenzaron a rodear el cerebro, los seres no les atacaban ni salían de su formación, al menos mientras no se acercaran al cerebro. Canela lo alcanzó y su puso a la cabeza junto a Rosario y Guiños, Jacinto y el niño Calco iban a la retaguardia, habían rodeado aproximadamente un tercio del cerebro cuando escucharon un bramido, sintieron un estremecimiento y todo comenzó a temblar.
-“Es Gaia, ha seguido recto, está atravesando las vísceras De Dios. También le están haciendo mucho daño. Os alcanzará enseguida”
Les comunicó Roberto rogando que les llegara el mensaje. De pronto se vieron atacados por los Ángeles, cientos de estas criaturas atacaron en tropel y el grupo se vio obligado a huir por donde había venido. Hasta que apareció Gaia desde dentro, rompiendo la red de seres que protegían el cerebro de Dios fue entonces cuando se produjo el caos. Los seres que eran el sistema inmunológico De Dios atacaron a todos. Gaia se revolvió, las heridas y el daño sufrido le habían hecho perder masa, así dio una especie de embestida como si fuera un bisonte en dirección a Rosario que tenía en brazos a Tambor. Jacinto se interpuso y recibió el golpe, al mismo tiempo, se quedó adherido a Gaia que comenzó a asimilarlo. Canela aulló y su aullido hizo que todo se detuviera como cuando se congela la imagen de un vídeo se formó un Aura oscura y fantasmagórica a su alrededor. Se acercó agruñendo a Gaia y está se fue deshaciendo, fue desapareciendo, y acercándose a la zona en la que se estaba fundiéndose con Jacinto. Tambor se soltó del abrazo de Rosario y fue hacia él. Le habló a Canela
-“No puedo tocarlo o también me asimilará. Tú eres el espíritu del bosque ahora Canela ¿Qué puedo hacer?”
-“No puedo salvarle”
Fue la respuesta de la perra. Entonces sin que se dieran cuenta, el niño Calco agarró las manos de Jacinto y se produjo una especie de transferencia. La mente de Jacinto se unió a la del niño Calco que se convirtió en un adolescente enorme. Ya no era él niño ni Jacinto, eran uno nuevo y los dos a la vez. Entonces terminó de desaparecer Gaia con lo que quedaba del cuerpo de Jacinto. Los linfocitos De Dios volvieron a su formación y los Ángeles los atacaron de nuevo. El joven Calco-Jacinto y Canela se antepusieron a Tambor, Rosario y Guiños. Canela aulló de nuevo y todo se detuvo otra vez. Tambor se volvió a Rosario y le dio algo que parecía un pequeño fruto o semilla en la mano.
-Ahora tenéis que iros. Sabrás que hacer con ella, es lo que queda de la bondad de Gaia, debajo de toda esa rabia, ese odio, ese miedo... Quedaba algo de amor. Os tenéis que ir ya o todo el esfuerzo no habrá servido de nada.
Rosario cogió la semilla y tras hacerle un gesto a guiños se dio la vuelta.
-“Ve con él”
Le dijo Tambor. Tras decir esto se quedó al lado de Canela y al Híbrido del niño Calco y Jacinto. Rosario les envió un mensaje mientras se alejaba.
-“Seguid luchando, manteneos vivos.”
Roberto estaba angustiado. Se había interrumpido toda la comunicación con el grupo. Llevaban media hora sordos, mirándose unos a otros en busca de noticias. Cuando aparecieron Rosario y Guiños.
-¿Rrrr... Y los demás... Rrr...?
Preguntó Finstro.
-No los he podido traer de vuelta.
Respondió Rosario sentándose en el suelo en lugar de ponerse en cuclillas que era su posición de descanso. Plegó las rodillas recogidas sobre el pecho y abrazándolas con los brazos. Finstro pegó su frente a Rosario. Era a quien más quería. Roberto se les unió y también Esperanza. El lince fallido miró a Guiños y asintió para que también se uniera y todos lloraron juntos.
Después se fueron de Dios. Fue una vuelta triste y silenciosa. Al llegar a tierra Roberto empezó a sentirse muy mal, cayó al suelo y empezó a convulsionar, estaba sufriendo un colapso, su cuerpo no podía más. Rosario lo atendió, lo puso de lado por si vomitaba. Finstro intentó mandarle fuerzas a través de canción Metal, pero no reaccionaba, se apagaba.
-“La semilla, dásela”
Escuchó Rosario a Tambor. Cogió aquel fruto y se lo metió en la boca triturándolo, después abrió la boca de Roberto y se lo pasó hecho una pasta como hacen los pájaros con sus crías. Roberto fue espaciando sus convulsiones hasta que se pararon por completo, había fallecido.
-¡¡Rrrrr... Noooo... No voy a perder a nadie más hoy... Rrrrr...!!
Finstro apartó de un zarpazo a Rosario y le practicó el RCP a Roberto. Era impresionante verlo hacer masajes con la pezuña y envolver toda la cara cuando insuflaba aire. Cuando Esperanza estaba a punto de apoyar su mano sobre Finstro para indicarle que no había nada que hacer. Roberto empezó a brillar. Al principio tenuemente, luego cada vez más. Justo antes de que se hiciera imposible seguir mirándolo Rosario vio que abría los ojos.
-¡¡Vamos Bambi!!
Grito mientras apartaba la vista. Se mantuvo ese brillo unos segundos y después, poco a poco, fue disminuyendo. Guiños fue el primero que se acercó a Roberto. Lo ayudó a sentarse en el suelo. De pronto sonó una especie de zumbido que provenía De Dios y poco a poco, empezó a moverse alejándose de la atmósfera.
-No os preocupéis, no va a ir muy lejos, de hecho, no va a llegar ni a la luna.
Dijo Roberto a modo de saludo tras su vuelta del otro lado. Finstro empujó su cabeza hacia la suya con la misma pezuña con la que le había hecho los masajes cardiacos. Mientras tanto, Dios se detuvo antes de salir de la atmósfera.
-¿Como sabías que no se iba a ir Bambi?
-Gaia ha dejado a Dios en coma. Es un vegetal.
Tras decir esto, se puso de pie, caminó diez o doce pasos con dificultad, pero sin bastones. Después se apoyó en Finstro que se había puesto a su lado.
-No se vosotros, pero yo me muero de hambre. Acabar con Dios me ha dejado agotado. Me muero por un café.
-Rrr... Café y Whisky... Rrrr...
Dijo Finstro. Caminaron hacia la cueva Madre. Tardaron casi medio día en llegar. Antes de entrar en la cueva Rosario mascuyó un juramento cuando vio la imagen De Dios recortada en el cielo.

 

Epílogo.

Habían cenado y tomado café con Whisky. Estaban sentados a la salida de la cueva Madre, hacia buena noche, había estrellas, luna llena y Dios en cuarto creciente. Rosario habló.
-Que ingenuos fuimos los hombres con las religiones, al final ninguno acertó ni musulmanes, ni cristianos y sus ramas, ni budistas...
Roberto se levantó y caminó unos pasos mirando a Dios medio trastabillando como los borrachos.
-Yo creo que básicamente, acertaron todos. Si, hubo un creador que nos dejó libre albedrío. Si, es verdad que había un cielo al que ir y es verdad que nos venía a pedir cuentas y exigía un tributo... Lo que falló fue divinizarlo. En cuanto a los Ángeles, existen también, aunque sean menos poéticos que los narrados en los libros religiosos. Vivimos entre seres extraordinarios y no me refiero a Guiños, Finstro o Esperanza. Jacinto era único y no lo supimos hasta el final, Canela nos ha dejado a todos sorprendidos ¿Sabéis? Jajajaaa...
Finstro se alegró al verlo reír, no era algo habitual en él, solía sonreír cuando le dolía todo el cuerpo, pero reía pocas veces. Tenía una risa agradable que contagió a todos salvo a Rosario que había perdido la alegría desde que lobotomizaron a Dios.
-¿De qué te ríes Bambi?
Roberto dejó de reír poco a poco y respondió.
-Ahí arriba están nuestros amigos. Aquellos seres no se imaginan la que se les va a venir encima en cuanto hagan bajar a Dios para reabastecerse. Tenemos que prepararnos, hay mucho que hacer y esta vez, no fallaremos.
Dicho esto le dio un sorbo al café mientras Finstro miraba amenazante hacia Dios cantando.
-Rrr... “Planets devastaded
Mankind on it’s knees
A saviuor come out the skies
In answer to the pleas
Throughing clouds of thunder
Blasting boils of steel
Evil’s going under deadly weel’s
He is the painkiller
This is the painkiller... Rrrrr...”

Continuará.

(Dedicado a Josemari Irache Pellicer "El Caballero Errante" allá dónde estés, seguro que lo leerás)

Comentarios   

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#2 MIDNIGHTER 14-02-2021 15:44
Cito a May:
Le gstaban mucho tus relatos y criticarlos o lo bueno o a lo malo también

Por eso se lo he dedicado. Podíamos discutir mucho pero las historietas que escribo siempre le gustaron y estas especialmente.
+1 #1 May 14-02-2021 15:00
Le gstaban mucho tus relatos y criticarlos o lo bueno o a lo malo también

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