Cuando pasa la tormenta las aguas vuelven a su cauce. Esto nunca es cierto, las aguas menguan pero van al cauce que ha quedado tras el temporal y creed que, ni por asomo, es el mismo cauce que había antes de que cayeran las primeras gotas. Pensaba Roberto mientras andaba fatigosamente apoyándose en la improvisada vara de peregrino que se había agenciado unos 300 metros después de abandonar la furgoneta que les había llevado desde la capital de Nación Civilizada hasta Falsobosque. Canela y Esperanza se habían adelantado con lo que estaba solo andando e intentando contactar con sus otros compañeros a través de esa comunicación telepática que llamaban Canción Metal. La mitad de esa extraña familia que formaban se había quedado a defender Falsobosque que era el lugar donde vivían, una especie de bosque lleno de plantas y animales parecidas a las que conocemos pero con diferencias, como si quienes las hubieran hecho les faltara información o fuera producto de la imaginación de un niño. Rosales con tallos tan gruesos como árboles de más de cien años, secuoyas como arbustos y con sus ramificaciones como palmeras, insectos enormes con dos cabezas y patas de menos, arañas con 20 o más patas, cerdos del tamaño de una ardilla, gorriones sin alas y cuatro patas, otros animales con pequeñas diferencias o fallos de diseño...
Bien pues en Falsobosque, después de la tormenta o de cualquier alteración en su hábitat, nada es como era antes, la reforestación y su fauna cambia de forma radical ante una catástrofe sea cual sea su procedencia. Cualquier parecido con el camino que conocía Roberto había desaparecido, pero al menos sabía adonde ir. A cada paso que daba sentía como si le clavaran cien agujas en la cadera y le dieran un golpe en la rodilla, aún así, según se adentraba en Falsobosque iba doliendo un poco menos, aunque el alivio llegaba muy lentamente.
Buscó y buscó en Canción Metal, por las canciones de cada uno de sus amigos sin éxito. Solo recibía la melodía repetitiva una base de bajo que le sonaba aunque no terminaba de localizar “Dum, Dum, Dum..., Dum, Dum..., Dum... ,Dum, Dum, Dum..., Dum,Dum...” ¿De que canción era? Se preguntaba. Aceleró lo que pudo su paso pensando en el ritmo de bajo. Anduvo en silencio, excepto por el ruido que hacía al andar por espacio de más de una hora. Estaba cerca de llegar al viejo campamento donde estuvo viviendo por unos meses. Veía los de una batalla, casi ocultos por la vegetación “Falsobosque se defiende de los ataques que recibe” Si se guiará por la lógica, parecía que la batalla se hubiera librado años atrás por las evidencias de la lucha ocultas por la vegetación. Alguien o algo lo sorprendió de pronto. Le tapó la boca e inmovilizó cogiéndole como un fardo. De repente el suelo se alejaba de sus pies. Las manos que le sujetaban y tapaban la boca eran humanas, eso le tranquilizó un poco. Estaban ya a unos 10 metros del suelo cuando se posaron sobre una rama enorme de más de tres metros de diámetro. Una voz conocida le susurró al oído.
-Escúchame Bambi, te voy a soltar. No hagas ruido, no digas nada, no uses Canción Metal, síguenos hasta Madre. Tenemos que ir a través de los árboles, no seas estúpido, si necesitas ayuda para andar apóyate en Canela.
Roberto asintió con la cabeza y Rosario le quitó la mano de la boca. Sintió que aflojaba la presión del brazo que lo rodeaba sobre el abdomen, intentó darse la vuelta y notó que no podía, miró hacia su pecho y observó con sorpresa como una especie de liana se deslizaba soltándolo a él y Rosario de las varias vueltas en las que había unido a ambos. “Al menos ya sé cómo hemos subido hasta aquí.” Se dijo Roberto volviéndose, ahora si, hacia Rosario que acariciaba el enorme cabezón de Canela. Observó un entramado de ramas que prácticamente hacían un sinuoso camino de algo menos de 50 centímetros de ancho hacia Madre, eso si, si tropezabas y caías por un lado tenías más de 10 metros de caída libre. El camino hasta Madre les llevó el resto del día. Las anomalías del tiempo ahora eran menos pronunciadas. Las horas de luz habían aumentado, calculó Roberto, cuando llegaron a Madre La Luz crepuscular se extinguía pero debería ser noche cerrada desde hacía unas 5 horas. Las lianas los envolvieron y los dejaron a la entrada de la cueva Madre. Entraron y enseguida la abertura quedó tapada por la vegetación ante la mirada atónita de Roberto. Se volvió y la escena que vio lo desalentó. La cueva estaba atestada. Los niños y los ancianos que vivían en Falsobosque estaban allí. Una gran roca había sido movida y detrás de ella había una gran sala. Roberto entró en ella y vio a los hombres y mujeres que habían marchado a la batalla, o al menos los que habían conseguido volver. En la sala había otras aberturas que no parecían haber sido exploradas. “Soy Bruce Wayne en la Batcueva y yo sin saberlo” Pensó irónicamente Roberto. Alguien le agarró del brazo y se volvió. Ante él estaban Jacinto, Rosario, Esperanza y Canela.
-¿Dónde está Finstro?
-Con los prisioneros.
Contestó Jacinto que tenía un brazo en cabestrillo, a su mano le faltaban el dedo índice y el corazón.
-Llevadme con él.
Lo guiaron a través del salón hacia una abertura que estaba a la izquierda, no había reparado en ella. Era aproximadamente de un metro de ancha por uno y medio de alta, por lo que hubieron de caminar encorvados unos metros hasta que llegaron a una gran sala, no llevaban más que un par de antorchas, aunque una vez en la abertura, una especie de musgo iridiscente adherido a las paredes y el techo iluminaba de forma espectral todo. En unas rudimentarias jaulas de ramas entrelazadas había varios hombres, entre ellos un capitán/comandante supremo/idiota integral Julio venido a menos y con la mirada ausente a quien Roberto obvió, su paciencia con él estaba más que agotada con todo lo que había hecho. Un par de hombres también con la mirada perdida y probablemente la razón. Se fijó en un cuarto hombre que permanecía de pie mirando desafiante y retador a Finstro que estaba sentado frente a él. Ninguno de los dos parecía haberse percatado de la llegada de todos. Finstro había crecido y cambiado. El lince fallido tenía una altura y tamaño mayor que el de un león al menos una cuarta y sus manchas azules ahora eran verde mar y más numerosas, sus cuatro ojos eran más grandes también y sus bigotes eran más largos. El hombre que lo desafiaba desde su jaula era enorme también como el general Rómulo quien se retiró y se marchó muy lejos cuando notó que la edad había hecho presa en él. Tenía una expresión feroz, un cuerpo musculoso y sus manos eran desproporcionadamente grandes a pesar de su tamaño, sus orejas eran pequeñas y puntiagudas. Roberto comprendió que era un hombre fallido. El primero vivo desde lo sucedido cuando se enfrentaron a la “Gran Espora.”
Roberto se puso delante de Finstro para enfrentarse al hombre fallido. La reacción de este al verlo fue de terror, era primitivo, casi un salvaje. Gritó de miedo con un sonido gutural.
-iNoooo...!, ¡El hombre triste matará a Calcos!, ¡Perdonar a Calcos hombre triste!, ¡Ayayayayay...!
Roberto y todos quedaron estupefactos. Era una triste mezcla tragicómica escuchar al hombre fallido, su voz sonaba como una burla, sobre todo el llanto (Ayayayay...) mientras que sus ojos y toda su expresión corporal era de terror absoluto.
No tuvo tiempo de observar más al hombre fallido o “Calco” como se auto-proclamaba, que trataba de esconderse en la poca sombra de la jaula lo más alejado posible de Roberto llorando lastimosamente. De pronto, todo el campo visual de Roberto lo ocupó la enorme cabeza de Finstro que ahora si había reparado en él. Una garra enorme lo atrajo hacia la frente del felino y permanecieron así por más de un minuto, el olor del lince fallido era mucho más intenso y embriagador de lo que recordaba. Volvieron a la sala principal. Rosario había preparado una cazuela grande con café. Tras echarle azúcar y algo más de una botella de Whisky, sirvió a todos un vaso y dejó el resto de la cazuela en el suelo para Finstro, ya que Canela se había vuelto abstemia desde el "Gran Colocón". El brebaje reconfortó a Roberto que desde que volvió a Falsobosque se encontraba mucho más animado y fuerte. Finstro bebió con avidez todo el café con Whisky que le dejaron, que fue bastante y se sentó de espaldas a la entrada mirando hacia dentro. Empezando a ronronear Highway to Hell. (Mejor, no quiero saber como le huelen los pedos ahora que ha crecido). Pensó Roberto sonriendo mientras se sentaba torpemente en el suelo apoyándose para hacerlo en las rodillas de Rosario que estaba en cuclillas, su posición de descanso habitual. La chica y Jacinto permanecieron de pie.
-Que ha pasado? Contadme y luego os contaré lo sucedido en la capital Civilizada.
Todos miraron hacia Finstro que seguía ronroneando la canción de ACDC meciendo arriba y abajo su enorme cabezón rozando con sus bigotes el suelo, antes del estribillo final dijo.
-Rrrrr... Rosario... Rrrr...
Las miradas se volvieron de una forma robótica hacia el aludido, que dio un sorbo a su vaso y empezó a hablar.
-Cuando os fuisteis, nosotros partimos hacia el antiguo campamento para enfrentarnos a los hombres de Julio con todas nuestras fuerzas preparadas y dispuestas a repeler el ataque de los hombres del comandante supremo Julio...
-Imagino que la batalla fue épica.
Interrumpió Roberto deseoso de saber lo sucedido. Rosario lo miró molesto, era hombre de muy pocas palabras.
-... La batalla nunca sucedió. Según nos acercamos al campamento empezamos a ver restos de maquinaria de guerra cubierta por la vegetación y en estado de descomposición como si llevara allí mucho tiempo. Restos de hombres casi fosilizados. Tan solo 3 supervivientes incluyendo al idiota de Julio, todos en el mismo estado de inopia que él. El hombre fallido o “Calco” como se autodenominó era el único hostil que nos atacó. Su fiereza nos sorprendió a todos, Jacinto perdió dos dedos luchando con él, se los arrancó de un bocado, mató a varios hombres y mujeres hasta que llegué a luchar con él, de un golpe me derribó y con sus uñas hirió a Finstro, ese fue su error, de pronto todo tembló, las plantas cobraron vida y las mismas lianas que nos ayudan a movernos por las alturas amarraron a ese engendro como si fuera un adicto al “Bondage” y Finstro... Bueno ... Creció, se transformó, evolucionó como un jodido Pikachu. Cuando recuperó sus capacidades, le costó hablar, como si tuviera que adaptarse a sus nuevas dimensiones.
“Rrrr... Ocurre algo más... Rrrrrrr... Este ser es hostil porque es primitivo pero viene algo mucho peor... Rrrrr... iiCorramos... Rrrrrrrr...!!” Nos dijo y empezamos a retroceder por donde habíamos venido. Intenté comunicarme contigo y la chica, pero al entrar en Canción Metal solo escuché un ritmo de sonidos repetitivos...
-Dum, Dum, Dum...,Dum, Dum...,Dum..., Dum, Dum, Dum..., Dum, Dum...!!!¿Sonaba así verdad?
Interrumpió Roberto acordándose de la base de bajo que ocupaba y colapsaba Canción Metal. “¿De que canción era? Sé que la conozco..."
Rosario continuó.
-... Si, ese era el ritmo. A medida que intentaba buscaros en Canción Metal el ritmo crecía, como si subieran el volumen. De repente del suelo brotaron bichos, bichos subterráneos y deformes, eran enjambres de híbridos mezclados de lombrices, arañas camello, escorpiones, hormigas y otros seres de la fauna edáfica, que sin verdaderas referencias de los reales, eran monstruosidades. Parecían emitir ese dichoso ritmo que los dirigió hacia nosotros y fuimos atacados. Muchos cayeron devorados o se precipitaron al subsuelo a través de las hendiduras que provocaron estos seres en el terreno. Afortunadamente, Finstro actuó y usó esa nueva habilidad que tiene para controlar a las plantas y fuimos elevados del suelo por lianas que se entrelazaron entre las ramas y crearon esa especie de camino por el que hemos llegado hasta aquí. Después nos encontramos con Canela y la chica...
-Esperanza.
Interrumpió de nuevo Roberto.
-...Esperanza...
Repitió molesto Rosario.
-... Y al poco partimos a buscarte. El resto, ya lo conoces.
El puñetero ritmo machacón de bajo se le había metido en la cabeza. “¡¡Dum, Dum, Dum...,Dum, Dum...,Dum..., Dum, Dum, Dum..., Dum, Dum...!!” Comenzo´su ritual con la batería de preguntas que precisaban respuestas cortas como siempre que sucedía algo para poder pensar en todo. También se empezó a mecer de forma obsesiva, aunque ni siquiera se percató de ello.
-¿Cuando entráis en Canción Metal os suena ese ritmo siempre?
-Si.
-¿Y al poco aparecen los “Subterráneos”?
-Efectivamente.
-¿Cuando llegan y atacan siguen algún orden o al azar?
-Siempre atacan todos a la vez, al rival más débil y apartado con menos posibilidades de sobrevivir.
-Y cuando no os pueden seguir, cuando os subís por la vegetación ¿Que hacen?
-Se retiran al subsuelo, podría jurar que oigo el ritmo ese provenir de las hendiduras que abren para salir a la superficie, al retirarse lo hacen de forma ordenada, siguiendo la cadencia del ritmo.
Roberto guardó silencio meciéndose de un lado a otro balbuceando, como era habitual en él cuando tenía que pensar y encajar las piezas. “Siguen el ritmo, atacan al más débil, Dum, Dum, Dum... Dum, Dum... Dum... Los calcos temen al hombre triste la chica , Esperanza, Dum, Dum, Dum... Dum, Dum... Hay algo que se repite, orden, los subterráneos, el ritmo...”
Siguió balbuceando y meciéndose suavemente más de media hora.
De pronto se detuvo y abrió los ojos mientras se ponía de pie.
-Necesito café, litros de café.
-Rrrrr... Café y whisky...
Dijo Finstro asintiendo con su enorme cabeza.
-Ya conocemos quien nos está atacando. Solo que no sabemos como encontrarlo. El hombre Calco, necesito hablar con él.
Dijo levantándose trabajosamente pero sin ayudarse de nadie para hacerlo. Finstro se colocó al lado de Roberto, su actitud era “Si quieres hablar con él yo estaré presente.” Se dirigió al interior de la cueva seguido del enorme y fantástico Lince y en menos de un minuto estaba cara a cara frente al hombre Calco.
-Deja de gimotear y dime porqué atacaste a los hombres.
-Hombre triste dijiste matarías a Calcos. Que si no luchaba devoraría todos Calcos, mujeres y niños primero. Luché y perdí, por eso bichos de tierra.
Roberto pensó rápido.
-¿Fui yo quien te dijo que me comería a los Calcos?
-Tu lo dijiste.
-Mírame, mírame bien ¿Dónde te lo dije?
El Calco lo miró fijamente por primera vez, en sus ojos fue desapareciendo el terror dando paso a la confusión y luego al arrepentimiento y al miedo.
-Hombre triste a espaldas más grande, más cruel que luego... Calco no alcanza porqué...
-¿Dónde?
Apremió Roberto al hombre.
-En cielo de noche, junto a Fabricalcos.
-Vamos allí. Organízalo, partimos en una hora, ah y este se viene.
Dijo Roberto con decisión volviéndose hacia Rosario y apuntando con el índice al “Calco”.
Media hora después todo estaba preparado. Rosario seguía intentando que el Calco le indicara en el mapa que había hecho de Falsobosque y las regiones colindantes a la frontera Charito, pero el “Calco" no comprendía el significado de los dibujos que le mostraba, para desesperación del cartógrafo que tanto se había esmerado. Roberto socorrió a ambos antes de que su compañero perdiera la paciencia definitivamente.
-Fabricalcos es el laboratorio donde te tuvieron prisionero. Aquel donde había copias fallidas de animales y de hombres. Parece que al final si consiguieron copiar a personas. Cielo de Noche debe estar muy cerca.
-¿Has adivinado quien está tras esto?
Inquirió Rosario. Algo encajó de pronto en la mente de Roberto, como si hubiera encontrado la pieza del puzzle que le faltaba. Por toda respuesta, le dijo a Rosario.
-American Woman.
-¿Que?
-Adivina quien. Era una banda Canadiense del año la polka. Tuvieron un gran éxito con una canción titulada American Woman, que luego destrozó Lenny kravitz...
-¿Y que cojones me importa a mí eso Bambi?
-Ese es el ritmo de bajo que inunda Canción Metal. “Dum, Dum, Dum..., Dum, Dum..., Dum... ,Dum, Dum, Dum..., Dum,Dum...” El que está haciendo esto con los insectos subterráneos nos conoce, sabía que adivinaríamos la canción, o quizá se cree tan listo que no nos daríamos cuenta. Saldremos de dudas por el camino. Los soldados que están en la inopia también se vienen, incluyendo a nuestro bien amado Capitán comandante supremo Julio, sobre todo él.
Partieron a través del entramado aéreo de las plantas con Finstro a la cabeza. Desde su cambio actuaba de una forma muy temperamental. Cariñoso y efusivo en exceso, tosco y brusco otras veces, de mal humor...
Este comportamiento tenía a Roberto y al resto salvo a Rosario desconcertados. Decidió preguntar al único que parecía saber algo que le sucedía.
-Creo que le pasa algo natural Bambi, hace tiempo que esperaba algo así, a decir verdad, creo que todavía se tiene que poner más raro.
Roberto guardó silencio, se ayudaba de las lianas y de la muleta que le había tallado Jacinto.
Falsobosque se había extendido, pasaron la furgoneta en la que habían llegado unas horas antes y estaba prácticamente sepultada entre la maleza y degradada como si llevara allí un siglo. Roberto notaba una sensible mejoría en su movilidad, hasta el punto de ayudarse de la vara solo cuando el camino aéreo se volvía un poco difícil.
-Rrrr... Ahora iremos por el suelo... Rrrr... Ya es seguro... Rrrrr...
Descendieron ayudados por las lianas y una vez en tierra firme, Roberto notó que estaban saliendo de Falsobosque. Sus piernas le dolían a cada paso y la vara que le había servido de simple apoyo, ahora era necesaria para cada paso. Rosario y los demás se iban turnando para ayudarle a andar. Aprovechaba cada rato con ellos para darles instrucciones de lo que harían cuando llegaran a la aldea de los Calcos y a “Cielo de noche”. Ya se vislumbraba el complejo 32 donde tuvieron prisionero a Rosario cuando la mentira se sinceró. El terreno era cada vez mas terroso y yermo salvo algún enfermizo arbusto prácticamente era desértico cuanto tenían delante. Si se observaba lo que iban dejando atrás, se veía como la vegetación se abría y brotaba por donde habían pisado, le hizo un gesto a Rosario para indicárselo y este señaló a Finstro con un cabeceo y una sonrisa. Cuando llegaron al complejo de clonación 32 tuvieron que rodearlo y cuando sortearon el edificio principal, completamente abandonado y ruinoso. Vieron una serie de cabañas a unos 500 metros de la valla exterior del complejo y a el triple de distancia una maraña de arboles con sus copas tupidas y entrelazadas que la sombra que proyectaban no dejaba ver nada de lo que había en el suelo. La aldea parecía abandonada, salvo por el humo delator que salía por entre alguna de las cabañas.
-¿Dónde estamos llegando? Eso parece una aldea, ¿Es la aldea de esta bestia inmunda?
La voz provenía del comandante supremo, capitán Julio. Inoportuno hasta para volver en si. Roberto se adelantó hacia él, parecía querer golpearlo, aunque su lastimera forma de andar hizo que la escena resultara un poco cómica. Rosario dio el alto a la expedición. Mientras Julio seguía hablando, hasta que Roberto llegó y se enfrentó a él.
-… Espero que aniquilemos a estas bestias, como ellos hicieron con mis hombres y los vuestros…
-¡¡¡Cállate de una vez!!! Si alguien hay responsable de muertes y de todo lo que está pasando eres tú. Sentémonos y os contaré lo que sucedió en Nación Civilizada donde el comandante supremo aquí presente sirvió a unos seres llamados Tecnólogos, engañando a los hombres y predisponiendo a esos seres en contra de los que vivimos en Falsobosque. Lo único que preocupa a este hombre es él mismo.
Cuando todos estuvieron sentados narró lo acontecido en los túneles de Nación Civilizada, omitiendo la parte en la que prometió dar su vida cuando el verdadero adversario se manifestara. Les habló de esos seres que observaban y no intervendrían hasta ese momento, que no pudo ver su forma y de que no eran enemigos, ni tampoco aliados. Julio trató de interrumpir y decir que lo que contaba era mentira, hasta que Esperanza lo hizo callar. Con solo mirarlo, el cabello de Julio se volvió blanco y de pronto parecía ser diez o quince años mayor.
Rosario no estaba conforme del todo, su historia tenía lagunas que a él no se le escapaban. Estaba dando instrucciones a todos pero sin contarles cuál era su plan, si es que tenía alguno.
Se pusieron en marcha y en media hora llegaron a la aldea de los Calcos.
Allí salieron a recibirles, previa llamada del Hombre- Calco que les acompañaba con una especie de grito gutural que resultaba cuando menos inquietante. Las mujeres y niñas Calcos, no había ningún otro Calco macho adulto. Jacinto preguntó que es lo que había pasado con los otros Hombre- Calco, este respondió.
-Solo Hombre-Calco que tienes delante. Mucha familia e hijos, entre ellos también próximo Hombre-Calco que el hombre Triste que no es Hombre Triste tiene atrapados en boca de Cielo de Noche.
Dijo apuntando hacia el fantasmagórico bosque oscuro que se hallaba a unos tres kilómetros.
-¿Entonces todos los niños y todas las mujeres de aquí… Son tu mujer y tus hijas?, ¿Eres el único varón de tu raza?
-Solo yo y próximo Hombre-Calco que está en boca de Cielo de Noche. Él todavía verde, cuando maduro, yo irme al final.
Jacinto negaba con la cabeza de un lado a otro.
-Pero… ¿Eso no os parece que no está bien? Quiero decir, ¿No os parece inmoral?
El Hombre-Calco lo miró de forma extraña, no comprendía que le quería decir. Roberto se acercó a Jacinto y echándole un brazo por encima le dijo.
-Ven conmigo, hablemos.
Se apartó un poco con él.
-Esta es una especie nueva, no tiene los códigos de moralidad de las sociedades que hemos conocido. No puedes juzgarlos bajo el mismo prisma que a cualquiera de nosotros. El hombre-Calco ama a todos sus hijos y sus mujeres lo aman a él también. No conciben el amor, o la cópula como nosotros, eso no los hace peores a nosotros, creo que los hace infinitamente mejores. Tan solo mira a donde nos ha conducido la sociedad que hemos vivido, al borde de la extinción. Por eso, tienes que tener tu mente abierta a esta y otras mil cosas que serán diferentes a lo que conocemos y no juzgar bajo el punto de vista que conocemos.
-Digamos que es un cabrón con suerte o un pobre cabrón, imagina lidiar como único cabeza de familia de todas estas mujeres.
Dijo Rosario que se había acercado a ellos sigilosamente , tanto que Roberto se sobresaltó cuando lo escuchó hablar y terminando así la conversación, que dejó a Jacinto aún sumido en un mar de dudas y preguntas sin respuesta.
-Tendremos que ir a Cielo de Noche y decir al falso Hombre Triste que libere a tu familia y nos deje en paz. Por el camino, os he dicho a cada uno lo que debéis hacer, ahora os diré porque. Canela, Esperanza y Jacinto os quedareis aquí protegiendo la aldea en caso de que nos ataquen y no lo consigamos Jacinto y Canela se quedarán en la aldea de Aérea…
-¿En que aldea aérea?
Preguntaron Rosario y Jacinto casi al unísono. Finstro se adelantó ronroneando “Born in Time” la canción de Dylan que luego mejoró Eric Clapton. Su ronroneo pareció aumentar y parecía que todo sonara a la canción, empezaron a brotar plantas donde solo había tierra, era como esos antiguos reportajes de televisión en los que ponían a cámara rápida cientos de horas de grabación y veíamos como se habría una semilla y brotaba un tallo hasta ser una planta adulta y desarrollada, pero multiplicado a todo cuanto había alrededor. Pronto hubo árboles donde había pequeñas plantas y se entretejió una maraña de ramas tallos y lianas que levantaron del suelo las cabañas de la aldea Calcos y las subieron a varios metro de altura . Cuando terminó todo, tenía el pelo con mas manchas verde mar, sus bigotes habían crecido, casi hasta tocar el suelo. Roberto podía jurar que era al menos un palmo mas grande y alto. De pronto Finstro pareció empezar a bailar mientras ronroneaba el Highway to Star de Deep Purple. Las mujeres y niñas Calco se acercaban a él y lo tocaban , reían y bailaban con él. Incluso Esperanza y Jacinto se mecían al ritmo del ronroneo y el tarareo de la canción. Todos salvo Rosario, el capitán Julio, los soldados en la inopia y el propio Roberto. La escena se prolongó hasta que terminó la canción. Cuando todos volvieron, del baile-ceremonia, Roberto continuó.
-Los soldados, guerreros de Falsobosque y Esperanza. Se quedarán aquí en el suelo y si llega el momento, Esperanza hará lo que está destinada para hacer. Julio, Finstro, Rosario, el hombre Calco y yo iremos a Cielo de Noche y traeremos de vuelta a la familia retenida del hombre Calco.
Rosario seguía sin estar conforme, no había plan, era un suicidio. Dejaban la mitad de sus fuerzas fuera y llevaban a Julio, que iba a ser como mínimo un estorbo, sino algo peor. Mientras preparaban todo y las lianas subían a la aldea Aérea a Jacinto, Canela y las mujeres y niñas Calco. Se acercó a Roberto.
-No entiendo porque dejamos la mitad de nuestras fuerzas aquí y llevamos a Julio.
-Las fuerzas de Finstro y Esperanza son antagónicas. Uno crea y la otra destruye. Aparte de que poco o nada podremos contra la fuerza de los subterráneos, solo podemos jugar la carta de hacer razonar al ser que los controla. Si no lo conseguimos, habrá que destruir por completo al ser que los controla. Para eso me hace falta Julio, es carne de cañón fácil.
-¿Y mi cometido en esto?
-Controlarme, volverme razonable cuando veas que no me estoy controlando. Cuidar de Finstro, ya que tú comprendes porqué tiene esa actitud tan errática que yo no logro comprender, ¡Salgamos ahora! Estamos cerca, pero yendo yo tardaremos al menos una hora en llegar.
Así partieron y en una hora, tal como dijo Roberto estaban ante Cielo de Noche, cuyo aspecto invitaba a cualquier cosa menos a entrar allí. Unido a la oscuridad que daba la sombra de los árboles que no dejaban pasar la luz del sol, había una especie de bruma producida por la humedad. Sin mediar palabra, se cogieron de la mano Roberto y Rosario agarraban a Finstro que iba en medio ronroneando Brothers in arms, Roberto cogido a la mano de Julio que parecía aterrorizado y Rosario cogiendo la gigantesca mano del hombre Calco. Caminaron bosque adentro durante algo más de un cuarto de hora, avanzaban lentamente, sorteando los obstáculos que les iban saliendo, Finstro se detuvo ante una charca de unos tres metros de diámetro.
-Rrrr… Está aquí…Rrrr…
Del fango empezaron a brotar subterráneos que se iban entrelazando entre ellos formando una figura humana que se parecía a Roberto, era un espectáculo grotesco y desagradable.
-Habeis venido a morir. Soy Cáos y debéis hacerlo para que reine el Cáos en todo.
Dijo aquella maraña de seres que formaban una forma parecida a la de un hombre de unos cuatro metros a la que llamaremos, la criatura, su voz venía de todas las partes del cuerpo a la vez, cada animal emitía un sonido que iba formando los fonemas y así las palabras.
Roberto fue el que le contestó.
-¿Porqué quieres hacerlo? No te hemos hecho nada ¿Eres el Caos? Creo que sé quien eres, aunque te conocemos por otro nombre ¿Vas a matarnos ya o prefieres que te diga quien eres?
-Habla hombrecillo patético, tengo todo el tiempo del mundo, no como tú que, prácticamente, se te ha agotado.
-Es cierto, la naturaleza sigue su curso Caos. Curioso nombre el tuyo. Me gustaba más tu nombre anterior, pero creo que se porqué has elegido ese nombre. El Caos es la falta de orden, de lógica, es el 2 en el sistema binario, es el tercer sexo, el cromosoma Z entre la X y la Y. El espacio que queda entre la vida y la muerte. Es la negación de lo obvio… ¿Porqué ese empeño en matarnos entonces? Al Cáos le da igual la vida o la muerte. La respuesta es bien sencilla, no eres el Cáos. El Cáos es solo la herramienta que estás usando para tu verdadero objetivo. Es tu Big Bang para establecer el principio. El Cáos debe existir para poder establecer el Orden a partir de él. Por eso has elegido los subterráneos, los más primitivos, has creado una mente colmena a partir de tu conciencia y has dirigido a estos seres como uno solo. Eso no es nada caótico, es un plan elaborado, con fisuras pero muy elaborado. Por eso tu nombre no es Cáos. Ansías el orden, sin sentimientos, sin principios de incertidumbre, sin libre albedrío ¡¡¡Eres La Gran Espora!!!
La criatura se agitó y emitió una serie de chirridos, su figura cambió como si los seres que la formaban trataran de huir, de separar su entrelazado ensamblaje. Poco a poco se recompuso y volvió a la figura humana.
-Muy listo hombrecillo. Aún así vais a morir.
-No tan rápido, tienes todo el tiempo del mundo, al menos eso es lo que crees. Hemos venido a darte la oportunidad de vivir. Aunque para ello debes liberar a la familia del Hombre Calco y debes dejar de esclavizar a los subterráneos. Es la única oferta que te damos, es tu última oportunidad, o serás destruido.
La criatura empezó a emitir una serie de chirridos que parecían una macabra carcajada. Y entonces el suelo empezó a temblar. Rosario gritó.
-¡¡¡Está llamando a los subterráneos!!!, ¡¡¡A todos!!!, ¡¡¡Huyamos!!!
Roberto y Rosario se agarraron fuertemente a Finstro y apretaron las manos de sus acompañantes. La huida fue precipitada y desastrosa y consiguieron salir de allí porque Finstro los llevó a todos prácticamente en volandas mientras el suelo se abría bajo sus pies y en su huida, mas de una vez pisaron algo viscoso que eran subterráneos y recibieron mas de un arañazo y golpe en sus piernas. Sin embargo, a Finstro lo respetaban. Consiguieron salir de Cielo de Noche seguido por una horda enmarañada de patas aguijones de toda clase de aberrantes seres insectoides. Aún así, pronto les darían alcance. Cuando estaban a punto de ser atrapados, Finstro se soltó de ellos y corrió hacia Aldea Calcos. Todo parecía perdido. Roberto tropezó y cayó al suelo arrastrando consigo a Julio. Rosario y el hombre Calco se detuvieron y se interpusieron delante de Roberto y Julio. Cuando la horda se iba a precipitar sobre ellos, se fueron deshaciendo como en polvo, barro y cenizas. Las diez primeras oleadas de la horda se deshicieron , hasta que se dieron cuenta de que algo pasaba y se detuvieron. Roberto fue el primero que la vio. Entonaba su canción triste aunque el chirrido de los subterráneos no la dejaba oír, leyó sus labios ”Dejadme quitaros el dolor… Dejadme abrazaros…” Le pidió a través de gestos que no avanzara, que mantuviera a raya a los subterráneos y se volvió hacia ellos. Una vez más se había formado la figura humana de cuerpos entrelazados. Roberto le habló.
-La familia de Calcos, vivos y ahora o te destruiremos.
Los seres llevaron tres enormes crisálidas ante ellos. Rosario ayudó a romperlas con su machete con cuidado y en el interior estaban una mujer, una niña y un niño Calco. El hombre Calco los despertó y corrió con ellos hacia la Aldea Aérea.
-No mentías hombrecillo. Puedes destruirme. Pero os costará caro.
Dijo la criatura. Entonces todo sucedió muy deprisa. Julio se puso a gritar. Y avanzó hacia la horda con el machete de Rosario que había dejado en el suelo.
-Por supuesto que te vamos a destruir, a ti y a todos tus engendros ¡¡¡Mujer acaba con ellos!!!
Mató un par de criaturas y después se abalanzaron sobre él y fue engullido por varias criaturas. Estas criaturas cayeron al suelo envueltas en una mucosa extraña. Mientras tanto el Hombre Calco volvió junto a ellos.
-¿Que está sucediendo?, ¿Porqué mueren?
Roberto le respondió.
-Somos venenosos, nuestro ADN no pertenece a Falsobosque y por lo tanto no nos podéis digerir y os morís.
-¿Y qué me importa que mueran unos pocos o miles si consigo eliminaros?
Entonces rugió y la figura se deshizo y empezaron a avanzar y ha deshacerse, aunque a cada momento avanzaban un poco más. Esperanza elevaba su canto, hasta que tras ella emergieron de la tierra varios subterráneos, que no llegaron a tocarla pero si a distraerla un segundo. Media docena de criaturas, llegaron hasta Roberto, Rosario empezó a luchar con ellas. (Purple rain, purple rain, Purple rain, purple rain,I only wanted to see you, Underneath the purple rain) se encargó de tres de ellas pero la cuarta lo derribó. Las tres que quedaban fueron a por Roberto, pero el hombre Calco se interpuso. Mató con sus manos desnudas a otra de ellas, pero una de las que quedaban, la mas grande, parecida a una especie de oruga con pinzas le arrancó un brazo de un mordisco, la otra lo levantó y lo arrojó sobre la horda, Roberto no pudo hacer nada. Como pasara con Julio las criaturas que lo habían devorado quedaron envueltas en una mucosa, pero esta vez fue diferente, las mucosas se endurecieron y se volvieron opacas. Esperanza rugió su cántico y cayeron cientos de miles de subterráneos quedando algo más de media docena vivos. La criatura apenas si podía mantener una forma parecida a la humana. Las mucosas endurecidas empezaron a resquebrajarse y salieron de su interior unos seres híbridos.
-¿Cómo es posible? Los subterráneos que quedan están muriendo. No tengo donde ir, las nuevas criaturas no me dejan entrar en su mente.
Roberto estaba anonadado. Esperanza cesó en su canto. Pronto, uno a uno los subterráneos murieron envenenados quizá por la sola presencia de los híbridos, la conciencia de la Gran Espora se diluyó. Los nuevos seres empezaron a emitir un zumbido amenazante. Parecían hostiles. Esperanza se puso en guardia. Roberto intentó comunicarse con ellos.
-No tenemos nada en contra vuestra. No queremos haceros daño. Ya hemos visto morir una especie hoy y no queremos ver como se extingue otra, menos una nueva especie como sois vosotros. Un amigo nuestro forma parte de vosotros. Su piedad le llevó a sacrificarse por nosotros. Hagamos que su muerte sirva para que vosotros viváis…
Los seres aumentaron su zumbido amenazador y empezaron a avanzar hacia ellos.
Esperanza sintió algo a su lado. No sintió ningún tipo de amenaza. Era un aliento cálido que olía a café y whisky. Una lengua enorme le lamió desde el cuello hasta las cejas.
-Rrrrr… Ahora marchaos y esperadme en la aldea… Rrrr…
Se encaminaron hacia la aldea dejando allí a Finstro con esos extraños seres. Roberto se volvía cada ciertos metros para mirar. No entendía muy bien lo que estaba viendo, parecía que Finstro se peleaba con ellos, otras veces parecía estar jugando, otras que lo estaban torturando. El ronroneo de Shine on you crazy diamond se escuchaba a distancia, y de vez en cuando una especie de rugido.
-No seas indiscreto Bambi.
Le dijo Rosario a Roberto que se volvió hacia él sorprendido.
-¿Qué quieres decir?
-Que dejes a Finstro que se desfogue. Ya veremos que resultado tiene. El comportamiento de Finstro era el de la llamada de la naturaleza. Por eso estaba tan efusivo, con esos cambios de humor, de ahí sus manchas verde mar y todos esos cambios, ¡Estaba en celo!
-¿Que…?, ¿Cómo…?
-Eres muy listo para muchas cosas y tonto del culo para otras Bambi.
Llegaron a la aldea Calcos. Dieron la noticia de La muerte del hombre Calco que fue recibida entre risas y felicitaciones al niño Calco, al que agasajaron con regalos y caricias todas las mujeres y niñas Calcos, para estupefacción de Jacinto. El niño Calco fue el único que lloró su muerte. La llamada de la naturaleza de Finstro se prolongó por espacio de mas de dos meses. De vez en cuando aparecía unos segundos en el horizonte y volvía a perderse. Un día regresó, le acompañaba un pequeño séquito de seres parecidos a él pero diferentes. Cuando Roberto, Rosario y el resto salieron a recibirlos, se alejaron jugando, dejando a Finstro solo acercándose a ellos. Los saludó como siempre uniendo su cabeza a las de ellos. Había adelgazado unos veinte kilos, sus manchas verde mar ya no estaban, era el de siempre, pero como si le hubieran dado una paliza de muerte.
-RRRRrrrrrr… Me muero por un café con whisky… RRRrrr…
(Continuará)
MIDNIGHTER TRENT (JAVIER ORTA)