MIDNIGHTER TRENT

Ok, todo empezó allá por 1987. Yo era un chico gordito al que le estaban saliendo las primeras pelusillas en el pubis, axilas y barba, amén de unos granos horribles que se quedaban algunos meses como si fueran el espíritu de las navidades pasadas. Me había masturbado unos pares de veces y había visto mi primera peli porno junto a otros 3 en un vídeo VHS en casa de uno de ellos(La peli se llamaba Sexi dinastía) Una de esas pelis en las que los pubis de los actores y actrices de la época lucían un hermoso y frondoso vergel de mata boscosa, pero centrémonos, había besado en la boca a un par de chicas, había tocado teta con ese mismo par de chicas (Por separado en tiempo y lugar de la playa) y había regresado a casa con el consabido dolor de huevos que produce las más de dos horas de magreo sin culminación que no hay ducha ni paja que cure hasta que se relaja y baja la hinchazón y la tensión prolongada producida por ese tiempo interminable de frote y magreo de las partes íntimas y herógenas. 

Me encontraba en esa “Tierra de Nadie” en la que empieza a perder la batalla el infantil niño frente a la sexualidad del púbere. Y tenía el vicio de la época pre-Internet. Cada vez que juntaba 40 duros me iba al salón de videojuegos y los fundía en el videojuego del momento, que en aquellos días era “Shinobi” que iba de un ninja que caminaba por unos pasillos interminables repartiendo cera con su espada y sus estrellas ninja con monstruo al final de cada pista y que, no era demasiado difícil hasta que llegabas a la pista de los troncos en la que ibas saltando de tronco en tronco y viendo como se precipitaba tu dinero cada vez que fallabas el salto tras negarle el permiso al imbécil de “¿Te la paso?” Cada vez que mi guerrero se hostiaba precipicio abajo.

Bueno pues la Semana Santa de ese año, el martes concretamente iba con 300 Pelas que  había recogido de ese almacén paradisiaco que era el bolsillo del pantalón de mi padre hacía lo que iba a ser una buena tarde de 12 partidas a cinco duros cada una cuando me encontré a una chica mayor que yo en mi maquinita. Mire alrededor buscando al guardián de esta diosa de cabellos Azabache. Explicare que es el guardián o chulo de recreativo. Estos eran unos tipos de más de 16 que aparecían por allí de vez en cuando, paquete Winston en la manga de la camiseta blanca, peinado cenicero pelopincho, pantalón vaquero marca “Aquí está mi polla” y zapatillas marca “Nisupu” con lengüetas enormes y cordones que variaban entre amarillo chillón, rosa fucsia y verde fosforito, pero, lo más importante eran dos cosas, una que tenían moto, variando en dos modelos, el Vespino trucado con el tubarro de escape metrakit que decían que les hacía correr más, cosa que no sé, pero ruido hacía aquello como si fuera a despegar. Y el otro modelo de moto era la Yamaha Rieju de 74cc, con el depósito verde y... ¡¡¡CON MARCHAS!!! Que los colocaba en un nivel superior a los primeros, convirtiendo a los del Vespino con Metrakit en unos mindundis a su lado. Lo Segundo es que todos tenían novia y las llevaban al salón recreativo. Unas diosas con unos Shorts mínimos de los que, de algunos, asomaba por arriba pelusilla, unas camisetas o camisas amarradas luciendo escote, así era en general, luego los complementos variaban, gafas de sol, peinados y recogidos pulseras, tobilleras... En cierto momento, el guardián y su pareja buscaban el lugar más visible del salón de maquinitas y allí ambos se repasaban los empastes del otro mientras él le acariciaba con seguridad y firmeza nalgas, pechos y matojo (Metiendo mano por dentro del pantalón)

 ante la mirada atónita y la empalmada general de todos los que (Disimuladamente) no perdíamos detalle aunque se nos fuera a la mierda la mejor partida al Shinobi, Street fighterII o Altered Beast de nuestra vida. Las diosas se dejaban meter mano por sus chicos con moto y los demás no existíamos y punto, pobres mortales que íbamos en bicicleta o a pie.

Pero volvamos a mi diosa, no había guardián, ni moto sospechosa en la puerta. Me acerqué a ponerme chulo y darle mis consejos de experto en Shinobi con Master en la universidad de los salones de videojuegos de Lepe y hasta de Huelva cuando veo que se estaba pasando la dichosa pantalla de los troncos, enmudecí y observé cómo evolucionaba más allá de lo que tan solo me habían contado hasta que llegó al monstruo que encima era uno que desaparecía y aparecía de un tronco a otro y hasta gemelo con otro si no recuerdo mal. La diosa se sacó un paquete de Lucky del escote , se puso un cigarro en la boca mientras moría el monstruo de los troncos, me puso a mi otro en la boca y me dijo “¿Tienes fuego guapo?” Dios, me hablaba a mi, a mi. Eché mano a los bolsillos y allí entre mis monedas y mi polla empalmada acerté con el mechero que le entregué. Encendió el cigarrillo y hasta me encendió el mío que todavía temblaba entre mis sorprendidos labios. Al comienzo de la siguiente pantalla (Que también era de Troncos), Ella decidió que yo era más interesante que la partida de Shinobi y suicidó uno tras otro los 3 ninjas que tenía, me agarro mi mano sudorosa y me dijo “vámonos de este rollo” Y allí me fui con ella que me contaba que era de Zafra, que se llamaba Rosario que tenía 21 años y que tenía un novio que era muy celoso y la trataba muy mal mientras yo balbuceaba mi nombre mentía sobre mi edad y le indicaba dónde ir a un sitio tranquilo que no fuera la playa porque le agobiaba llenarse los pies de arena. Fuimos a parar al parque de los Pisos Las Uves (Los que conocen La Antilla, saben dónde están)allí me empezó a besar y acariciar, me enseñó como acariciar los pechos, las nalgas y la, hasta ese día, inalcanzable vagina guiando mis torpes, inexpertos y nerviosos dedos. Tal y como fue la cosa cuando su mano quitó el botón de mi pantalón, bajó la cremallera y agarró mi pene sacándolo de los calzoncillos, este ya salió en modo “aspersor” sin que yo pudiera hacer otra cosa que llorar por mi incontinente y pronta eyaculación. Ella al verme llorando, besó mis húmedos párpados diciéndome “Tranquilo mi niño lindo” Creí morir de felicidad en ese momento. Terminado este encuentro, me citó para el día siguiente por la mañana en los salones recreativos. Y esa Semana Santa que, para mí, fue todo menos Santa, la pasé descubriendo el sexo y como darle placer a una mujer en todas las formas que le puede gustar, como retener el momento, cuando y como usar la lengua, los dedos, como acariciar, como penetrar... Y como hacerlo para hacer que llegue al mejor de los orgasmos(Por lo menos al de Rosario). Llegó el domingo de Resurrección y partió prometiendo volver en Julio y dejándome a mí en un estado semi vegetativo y ensoñador arrastrando mi existencia por el mundo del ensimismamiento, soportando el lento devenir de los eternos días hasta que llegó Julio, carteándome con ella 6 veces por semana y llamándonos por teléfono un día a la semana, como en un Watsap lento que incluía selfies de sus atributos en polaroid.

Terminó la espera y el ansiado Julio, por fin, llegó. Ella estaría el mismo día 1 en La Antilla. Yo por entonces, ya me había hecho todo un Heavy metal como atestiguaban mis cintas TDK, mi camiseta negra de Iron Maiden y mis vinilos-Tesoro Made in Japan de los Purple y A Kind Of Magic de Queen. 

La cosa no fue tan bien como en Semana Santa. Los padres de su novio karateka de nombre curiosamente, también Javier, habían alquilado el piso de al lado. Yo me preparé para una ruptura y mi siguiente internado en un psiquiátrico, mi alistamiento a la legión extranjera o mi ingreso en la orden de los monjes benedictinos si no moría de desamor. Pero no fue así, me citó para las tardes de 17h a 21h en las que su maromo, iba a entrenar Karate al gimnasio Mushindo de Lepe. Así de manera furtiva, nos vimos el mes de Julio salvo algún día que, bien ella o yo, no pudimos. Llegó el día 30 de Julio, al día siguiente se iba su gilipollas de novio karateka, quien además, tenía la mano un poco larga y alguna vez que otra, ella presentaba un moratón aquí o allá. Esa noche él iba a salir de cena con su familia por lo que yo quedé con  Rosario en los salones recreativos. De ahí cenamos pizza, nos dimos placer, volvimos a los salones, jugamos unas al Shinobi y he ahí que, al salir nos encontramos de frente con el novio y su hermana que iban a la heladería de los valencianos por sendos cucuruchos. Él puso cara y cuerpo en modo combate y se acercó a ella con intención agresiva, a mi modo de entender por la mano apuntando hacia ella y la otra cerrada en un puño. Yo me adelanté sopesando que el tipo pesaba 20 kilos más que yo y que estos eran de pura fibra y músculo y…  De pronto se me ocurrió y ya que había muchas posibilidades de morir,  no perdía nada intentándolo. Extendí mi mano abierta hacia él y le espeté.

-Hola mon amie, tú debes seg Javieg, el chico de mi pgima Gosaguio. Yo soy su pgimo, también me llamo Javieg. Cómo estás amie?

Aquella bestia parda quedó desorientada y, animado por la recepción del papel, lo abracé plantándole un beso en cada mejilla explicándole que en Francia y en la Guayana Francesa(De dónde yo procedía) se saludaba así. Cuando yo esperaba que reaccionara y nos matara y desmembrara por riguroso orden y salvajismo, contra todo lo que pudiera parecer,  mi burda interpretación de vodevil, la cosa no solo funcionó, sino que además le cayó bien el “franchute” a aquel proyecto de asesino en serie y a su “mona” hermana de mi edad. Estuvimos de charla hasta bien entrada la madrugada mientras, Javieg Ogta comentaba los pormenores de su vida con la dificultad del idioma (Y de la improvisación) hasta llegar a esa playa de La Antilla en la estaban. Cuando alguien me saludaba, respondía con un gesto a modo de saludo y comentaba lo simpática que era la gente del lugar que en 4 días que llevaba allí me conocía muchísima gente y explicaba el controvertido parentesco familiar del que desconocía mi existencia, prácticamente la totalidad de la familia de mi prima Gosaguio (Rosario). Así, de esta forma, nació Javieg Ogta. (Continuará)

MIDNIGHTER TRENT (Javier Orta)

Es necesario registrarse para comentar.