Autobiográficas

04 .- Nacimiento, vida y asesinato de "Le monsieur Javieg Ogta" 2- Vida.

Desde aquel verano del nacimiento de mi “Alter Ego” francés que me salvó la vida frente a la bestia parda del novio de aquel, mi gran primer amor, de mí descubrimiento del sexo por las enseñanzas  de Rosario y mi posterior soledad vacía y vacua hasta en mis encuentros con Onán. Mis amigos con sus inquietudes, evoluciones y tribulaciones propias de nuestra edad estaban un nivel por debajo y los mayores que yo, seguían viendo a ese niño gordito que jugaba a los videojuegos y vestía de negro con camisetas de monstruos. Rosario y yo nos carteábamos una vez por semana y que hablábamos por teléfono una vez al mes, la distancia en aquella época pre-internet era algo así como vivir en diferentes planetas y el calor y la pasión vívidas no era ni parecida en las letras o conversaciones que teníamos por teléfono y nos fuimos enfriando como se fueron enfriando los días según llegaba el invierno. Mientras tanto, empecé a aporrear la guitarra con cuatro acordes piojosos que me pasaron y a escribir, bueno, las mierdas pseudo-profundas que se escriben con 14 años. Salía con mis amigos y amigas y mantenía ese porte estúpido de superioridad de quien se cree ya un hombre porque ha mojado el churro alguna vez durante unos meses. A mis amigas las ignoraba aún más, eran crías y yo un (Gilipollas) hombre. Salí con una chica hasta antes de las fiestas navideñas y la verdad, no le presté mucha atención, estaba en ese In-pass insoportable de la pubertad en la que estás permanentemente de mal humor, nadie te entiende (Eres imbécil), el mundo está en tu contra (Eres imbécil), blablabla (Eres imbécil) soy un (imbécil) incomprendido (Un Capullo...) Y un buen día la chica me dejó, o dejamos de quedar con el mismo rebaño de cabras cada finde, o la dejé yo, o quizá todavía estamos saliendo (No lo tengo muy claro).

Llegaron las fiestas navideñas y entre todos los colegas se extendió la leyenda de que en Isla Cristina las “Titis” se enrollaban con todos los tíos que venían de fuera, así se convirtió en el objetivo principal (Sin conseguirlo muy a menudo), ir desde mi pueblo a “Isla” cada viernes y sábado a buscar esas sirenas que, supuestamente, nos estaban enviando sus cantos sexuales dé apareamiento. Allí nos vimos los 3 mosqueteros Aramis (mi amigo Juan), Portos(Carlos el fuerte) y el amargado Athos(Yo). Una noche de entre fiestas. Las “sirenas” estaban escondidas y tuvimos que hacer de percebeiros buscando entre los riscos de aquellos pubs y discotecas, en aquellos tiempos el control de acceso a los menores se comprobaba en seguridad y horario. Seguridad para decir que tenias 18 años y Horario del número de horas que llevaban currando los porteros a razón de 8 cubatas por hora, a partir de la hora 2 de curro podías pasar con un elefante que si no le molestabas, no pasaba nada. Como suele pasar en estas edades, no solo buscábamos chicas, además tenían que ser 3 como nosotros y tenían que estar medianamente buenas y ser simpáticas (O estar buenas), tener temas de conversación (O estar buenas) y agradables (O estar buenas). Y como suele pasar en estas cosas, encontramos a 3 chicas con cara de despistadas en orden de Rubia Cañón espectacular, Morena menos espectacular pero con “¿Tetas Sabrina” y Morena Cara Preciosa con Ropa Ancha?

Realizados los acercamientos (Patéticos) de cortejo Carlos (Portos) realizó las veces de rompehielos y se presentó, presentó a Aramis (Juan) y cuando fue a presentarme a mi, me adelanté.

-Yo soy Javieg Ogta, achantez...

La cara de pasmo de mis dos colegas era para enmarcarla y mandársela a Francisco Ibáñez para sus dibujos de Mortadelo y Filemón, de cualquier forma, se las apañaron para seguirme la corriente y dejarme a mi como master de aquel juego de rol-sexual que acababa de comenzar. La cosa fue así, la rubia espectacular se decantó por Carlos, la Morena de grandes pechos se adhirió a Juan y a mí me quedó la cara Preciosa de cuerpo incógnita que se puso a guiar por ese pueblo de España al falso guiri francés. Según avanzaba la noche, Juan se perdió con aquellos grandes pechos, Carlos empezó a repasar la anatomía de la Rubia Cañón en medio de la pista, ajeno al mundo y a las miradas babeantes y la empalmada de los solitarios masculinos que asistían al espectáculo como si hubieran pagado por ello y yo sentado en aquella especie de gradas del lugar con la chica de cuerpo incógnita “Mara” acurrucada entre mis piernas sin esforzarme mucho en evolucionar y comentando medio en broma el espectáculo erótico-festivo de mi amigo y su amiga, hasta que, de pronto, miré hacia ella recostada su cabeza en mi brazo y observé que mi otro brazo tenía una mano exploradora que había buceado por la manga francesa (Curiosamente, aunque en esa época no sabía que se llamaban así esas mangas que no llegan a las muñecas y pasan del codo) y los dedos de la mano exploradora estaban acariciando el pecho de la chica con suavidad, firmeza y delicadeza. Pronto el resto de mi cuerpo se enteró de esa actividad y reaccionó sobre todo la entrepierna que le hizo saber de su existencia a Mara y cuando pensaba que se rompería la Magia, acarició con su mano torpemente mi pantalón por la zona apretada. Con una mirada nos dijimos que saliéramos de allí y empezó la búsqueda de un lugar donde enrollarse en pleno invierno sin morir en los contrastes de calentón e hipotermia que todo adolescente que se precie a vivido alguna vez. Acabamos tirados en las redes del puerto (Había montañas de redes de los barcos allí) y allí dimos rienda suelta a la pasión, ella inexperta salvo una experiencia en la que ella participó sin pena ni gloria, yo con los conocimientos adquiridos de una maestra que me sacaba 8 años de edad y 2000 km de sabiduría. Le dije que si algo de lo que le hacía no le gustaba o le hacía daño que me lo dijera, y así me dediqué a que su primera experiencia en el sexo conmigo fuera por y para ella, logrando que culminara varias veces para mi felicidad. Descubrí que, a veces, no se aprecia un cuerpo espectacular si no viene bien empaquetado y aprendí que, salvo excepciones, la recompensa por hacer que el otro disfrute, se torna en acciones de agradecimiento mayores de las que has dado, pero sobre todo aprendí que la delicadeza y el respeto es mejor que hacer el “Empujacabezas” que me han contado muchos machomanes. 

También aprendí, a título personal, que la ropa que se impregna del olor a pescado de las redes, mejor tírala y que después de 3 duchas todavía hueles a pescao podrío. Mantuvimos una relación meramente de amistad y sexo durante unos meses, luego, cuando se acercaba Semana Santa, noté que ella se estaba enamorando de otro chico y por mi parte volvía Rosario, si lo se, no soy un santo. Así que una buena noche de primeros de Abril, le dije que Javieg Ogta (Yo) tenía que volver a la Guayana Francesa por un asunto familiar muy chungo y que probablemente no volvería. Esperaba pasar una noche tranquila, cenar, tomar algo y hasta siempre, un abrazo “Au revoir ma cherie”. De primeras, se puso triste, luego me cogió de la mano y me llevó al primer sitio donde habíamos estado, si, si, a las redes. Allí me dedicó una noche de amor y sexo en la que nunca dejó que tomara la iniciativa, me exprimió deliciosamente hasta casi la extenuación, me hizo feliz. Después volvimos a la discoteca (Que abrían hasta las 8 sin las mariconadas de ahora). Recogí a Carlos que había ido esa noche también, o quizá no se había movido en esos meses porque estaban justo en el mismo sitio dándole al morreo como dos hormigoneras. Nos despedimos con un abrazo y volvimos a nuestras casas. Me desnudé y noté algo en el bolsillo de atrás del pantalón. La nota de Mara decía.

“Quiero que seas muy feliz, yo voy a serlo. Siempre te llevaré en el corazón, siempre te querré. Mi amigo Javier Orta. Cuando nos veamos, nos sonreiremos.

Tu amiga. Mara.”

Y yo creyendo que la tenía engañada y sintiéndome mal. 

¡Bien por Mara! 

¡Donde quiera que estés que seas feliz!

Conservé la apestosa ropa de aquella última noche durante muchos años, hasta que mi madre descubrió que era aquello que apestaba mi habitación y la tiró a traición.

(Continuará)

MIDNIGHTER TRENT (Javier Orta)

 

Comentarios   

#1 Shaun 13-08-2024 03:39
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