Está claro que esas cosas de las películas, la némesis, el antagonista, el adversario... Etc no existen en la vida real, es algo absurdo que solo existe en la imaginación de nuestra abierta mente durante la infancia, incluso en nuestra pre-Adolescencia y en ningún caso es algo real, a menos que hablemos del imbécil de Alberto Figueras que me estuvo jodiendo la vida todo lo que pudo durante algo más de 15 años de forma más o menos continuada con la excepción de los periodos vacacionales que se iba con su puta familia de estirados de mierda a donde coño se fueran lejos de aquellas playas de Huelva y del pueblo de Lepe. Aquel tipo era mi grano (Hemorroide) en el culo, el herpes que sale cuando quieres estar guapo para gustarle a una chica.
Aún no sé cuál fue el origen que desencadenó esa inquina hacia mi, no era yo ningún líder, no destacaba en nada especial, mal deportista, mal actor ( Si, teníamos clase de arte dramático), mal estudiante en algunas (Las importantes) asignaturas... Para postre, escribía poesías, no jugaba al fútbol, no iba a las discotecas porque no me gustaba la música de mierda que ponían, no hablaba de coches (O mejor dicho, del Renault 5 Turbo Copa), tocaba la guitarra (Pero no tocaba Rumbas ni Sevillanas) no tenía un cuerpo atlético (Estaba gordo como un cochinillo listo para casa Cándido) Y solo tenía un par de amigos. Mientras aquel pavo era un tiarrón de 1,80. Capitán del equipo de Baloncesto, delantero del San Roque infantil o cadete (No entiendo de fútbol ni me interesaba su vida y obra), Karateka y... No entiendo de belleza masculina pero le gustaba a las chicas.
Un buen día se interesó por mis escritos, la música que yo escuchaba y decidió dedicarse al pavoneo a mi costa usando su físico y su liderazgo que eran sus principales (Y únicas) armas. No tenía demasiado éxito en sus provocaciones, puesto que los retos físicos me aburrían y le respondía vagamente o no lo hacía en absoluto. De ahí pasó al insulto que tampoco le funcionó muy bien pues no era rival dialéctico para mí. Hizo algún amago a la violencia contra mi, un buen día me tiro un huevazo a la cara con bastante puntería, pero tuvo la mala suerte de salpicar a mi amigo Carlos de quien ya se contaban historias sobre su fuerza física. No obtuvo el resultado que esperaba su agresión, le valió volver a casa con un ojo morado y una extraña cojera que le duró un par de semanas (Que le den) pensé y todavía lo hago. Lejos de disuadirlo, de alguna forma, esto último retroalimentó su odio hacia mi, hasta el punto de sorprenderlo a veces mirándome con cara de asco y apretando los puños. Se dedicó a buscar cada pequeña vejación que pudiera aplicarme a modo de correctivo ante su público y a restregarme sus conquistas amorosas colocándose donde pudiera verles bien vistos y dándose el lote rozando el porno. Si no les prestaba atención me dirigía algún saludo tipo “¿Que pasa? ¿Te molestamos mi chica y yo foca?” Y yo, normalmente ni respondía o contestaba con un gesto que imitaba a comer pipas. Aún así, logró humillarme en algunas ocasiones de la única forma que se puede hacer con las personas que no tenemos sentido del ridículo, que no es otra que jodiendo al personal que yo apreciaba o a las chicas con las que salía o me gustaban y eso de que jodan a terceros, a terceros que aprecio, ha sido algo que nunca he llevado bien. Así mi reacción fue desmesurada y poco acertada lo cual provocó otras reacciones y otras equivocaciones por mi parte entrando en una espiral de destrucción mutua que no nos estaba beneficiando a ninguna de las partes. Trataré de narrarlas para que os hagáis una idea.
Tuvo la ocurrencia de putear a una chica “Teresa” con la que siempre me llevé muy bien, estábamos muy unidos hasta que le salieron tetas y a mí me brotó la estupidez en forma de lívido y granos puberes. “Figueras” conocía nuestra amistad y un día decidió humillarla se le insinuó y se enrollaron. Luego él enseñó unas bragas con algo de sangre y predicó a su borregada que la había estrenado y partido el himen y que había disfrutado como una perra, siempre procuraba que yo escuchara lo que decía o que lo hiciera alguien que luego me chismeara sus bravuconadas. Mi amiga no tardó en pasar de ser Teresa, a ser Tere la cachonda y de ahí a Tere la comepollas. A mí me molestaba mucho la situación, lo que significa que caí en su treta de provocación como un pardillo. Me olvidé de mi lívido y de sus tetas y ejercí de cerdo paternalista con mi amiga que lloró amargamente el cruel rumor atronador que le había caído por mi culpa.
Quería reventarle la cabeza a ese mierda, no era rival físico para él pero tenía buena puntería. De esa forma le tendí una trampa, le dije que si tenía huevos que lo esperaba al salir de las clases en el canal (Le llamábamos “regajo” que era una deformación de regato y era un canal que se desbordaba cada vez que caían 4 gotas e inundaba medio pueblo) le preparé la encerrona, lo reté a pelearnos dentro del canal y él se tiró de un salto llamándome a insultos, dentro del canal todo era tierra y arcilla, yo previamente me había aprovisionado de munición. La primera pedrada le dio en la frente, un vistazo a la fea herida y su rostro perfecto ya nunca volvería a serlo. La siguiente le dio en la oreja derecha y esta le hizo gritar una especie de gorjeo entre el llanto y los gritos que se oyen cuando le quitan los lechones a la cerda en la matanza. La pedrada en la frente sangraba abundantemente lo que le impedía ver bien porque se le metió sangre en los ojos, la Segunda, la del oído, le afectó al equilibrio. Fallé la tercera, cuarta y quinta. La sexta le dio en el ojo derecho, se llevó ambas manos a la cara llorando a moco tendido. Recibió otra pedrada más en la cabeza que cortó cuero cabelludo. No podía parar, en cuanto se recuperara, subiría y me destrozaría, cogí la más grande y apunté a la cabeza tomé impulso y cuando iba a lanzar, una tenaza me aguantó la mano.
-Ya está, está roto.
Era Carlos, como lo odié en ese momento. Tenía que dejarme acabar con él, entonces lo miré y vi que era verdad. Ante todo su séquito, estaba sangrando, llorando y pidiendo entre sollozos que no le tirara más piedras. El poder del miedo es efímero, si te pierden el respeto, ya puedes ser el más fuerte y pegar trompadas capaces de tumbar un elefante, que si has perdido el control, no lo recuperas jamás. Entre los seguidores de Figueras alguno empezó a apuntarle con el dedo y a llamarle “Figueras Cochineras” apodo absurdo, cutre y nada pegadizo que se convirtió rápidamente en moda y que destrozó la reputación de aquel matón. Seguramente sus seguidores le tenían mucho asco, pero también le tenían miedo, al menos hasta ese día. Este acto produjo una catarsis en aquel chico, que pasó de ser matón atleta y promesa deportiva, a ser solo matón borracho, fumeta y consumidor de estupefacientes y anabolizantes en general, en tan sólo un lustro desde él apedreamiento.
Un buen día, meses después crucé la calle camino de la casa de Carlos, escuchando en mis cascos a todo lo que daban a los ACDC cuando me atropelló un camión… Eso pensé, pero era él que estaba consumando su venganza. Pensaba que iba a rematarme de un solo golpe mortal, soy mal guerrero como ya he dicho en otras ocasiones, me amenazó con el dedo y me dijo.
-Voy a por ti foca.
Y estuvo apaleando a la Foca durante lo que a mí parecieron horas, pero que no serían más que unos minutos. Con mi visión borrosa me pareció ver su entrepierna, mientras seguían lloviendo golpes a la foca aunque ya casi, ni los sentía. Aposté todo lo que me quedaba de fuerza, valor y precisión a una sola carta, un solo golpe preciso que lo dejara imposibilitado para seguir matándome. Me preparé, vi que era el momento y disparé certeramente mi último cartucho. No salió del todo bien, bueno, no salió ni remotamente bien. Le acerté una patada en el muslo, ese muslo lleno de músculos duros y perfectamente desarrollados (En vez de en la entrepierna blanda y frágil) que le dolió, pero no quedó imposibilitado y seguí recibiendo golpes aumentando la frecuencia de estos (Creo, a esas alturas yo era una especie de siemprenpié que se negaba a caerse por miedo a que me pisaran la cabeza), entonces, me hizo una especie de barrido que fue su error. Caí hacia delante, mi cabeza (Que es bastante dura) golpeó la suya estrepitosamente pillándola además a contramano y ambos caímos al suelo. Me dolía todo, pero tenía que moverme, el parecía muerto o desmayado, al menos hasta que empezó a balbucear “Te voy a matar foca asquerosa” y lo decía en serio, por lo que reuní las fuerzas que me quedaban, que eran bien pocas, y me puse en pie, di un paso con la pierna izquierda, caí de bruces, (Ok no hay pierna izquierda que pueda ayudarte de momento) me dije. Opté por arrastrarme un poco pero era demasiado lento, por lo que hice el gran esfuerzo de ponerme de pie y empecé a dirigirme a casa de Carlos a saltitos con la pierna derecha como una Sarah Connor de cuarta categoría esperando que el modelo Cyberdine System T800 aplastara mis sesos contra una pared o el suelo en cualquier momento. No veía muy bien (Ni un pijo), me dolía respirar, me dolía aguantar la respiración, tenía ganas de cagar y me dolía aguantar mis esfínteres, no tenía muy claro si esa sensación de humedad en mis piernas eran, sudor, sangre, pis o un bonito cocktail de todo ello y otras cosas que prefiero no nombrar; lo que peor llevaba era el dolor insoportable. Estaba a unos 10 metros de la puerta de la casa donde vivía mi amigo con sus padres y lo llamé, o emití un quejío tipo cantaor flamenco acabao... Carlos salió en mi auxilio como si me hubiera visto llegar desde lejos, y me socorrió. Estaba a salvo, si moría no iba a ser a manos de aquel psicópata, al menos en aquella ocasión.
-¡Joder la que te han dado! Vaya Cristo que te han hecho.
-Deberías ver al otro. Se le ha desencajado la mandíbula del descojone.
Le respondí. Carlos me miro sonriendo, su sonrisa terminaba con una ligera inclinación hacia abajo en las comisuras, lo que significaba que le había hecho gracia pero estaba preocupado por mi, lo que hizo que yo me preocupara también..
El resultado fueron dos meses de escayola en la pierna izquierda, 15 días de moratones por todo el cuerpo y dolores por todos lados que continuaron mas de un mes después del atropello del camión Figueras. Conté una milonga de que me atropelló un coche que se dio a la fuga y pasé los dos meses pensando, al principio en mi venganza, después en mi supervivencia y al final en el cuerpazo de esta o aquella y que rebuena se había puesto.(Los adolescentes somos así durante una época “Casi toda” de nuestra vida). Tampoco volví a saber nada de mi walkman y mi cinta de ACDC original. Total que cuando pude reinsertarme a la vida cotidiana sin secuelas (Salvo que mi modo de caminar desde entonces es algo más desgarbado, vamos, que ando a las tres menos cuarto, no os digo nada si me pongo a correr y me duele la pierna izquierda cada vez que va a cambiar el tiempo o estoy cansado). Ya había pasado a un segundo plano el “como y porqué” había llegado hasta allí. Era primavera, las chicas y sus camisetas con asitas y todos esos gametos alterados que teníamos a esas edades.(El género humano en los chicos, patético pero entrañable)
Damos un salto de unos cuantos años en los que cuando me había vuelto a ver con Figueras, estábamos en público o yo llevaba un seguro de vida a todo riesgo que podemos llamar “Carlos Premium”, quien era capaz de arrancarle la columna a cualquiera que hiciera daño a sus amigos y quienes iban con sus amigos. Debo aclarar que Carlos no se dedicaba a la venganza, era un defensor nato, pero no iba a ir a pedir explicaciones a fulano o zutano por algo que dijo o hizo tal día. Ahora, eso si, DEP aquel que dijera o hiciera lo que sea a él o quien fuera con él. Como ya he dicho, habían pasado unos años. Yo había sido un caballero francés que había tratado como a críos a mis amigos, (Un imbécil), un snob(Imbécil), un porrero(Imbécil) y en resumidas cuentas, un imbécil de esos que están todo el día mirándose su propio ombligo (Como un imbécil)
Salía por Ayamonte y Huelva en aquella época y me empezó a gustar una chica Lily como el personaje ese de aquel tebeo de niñas. Congeniamos y empezamos a salir con buenas expectativas (Traducido para que entendáis mi modo de pensar en la época, que había posibilidades de coito a medio plazo) Un día me la encontré en Lepe ¿Qué hacía allí? Había ido con su madre a pasar unos días. Indagué un poco y Lily era hija del primer matrimonio de su padre (Aquello era extraño en aquellos tiempos) que había dado dos hijos como frutos. Adivináis quien era el hermano que se crio con su madre mientras ella lo hacía con su ¿Padre? Pues premio. Obvié la casualidad, había pasado ya por mucho como para fijarme en una rencilla infantil. Mantuve mi relación con Lily, estuvimos unos 6 meses, conoció a mis amigos y congenió con ellos(Más de la cuenta) me los puso con Juanjo, uno de mis más antiguos colegas que llevaba muchos años como monitor de artes marciales en el Dõjõ de su padre. Me encontré con la postal de ella en los brazos de Juanjo con Figueras su hermano (Quien ya estaba empezando a echarse a perder, al menos su físico) riéndose y apuntándome con el dedo como en la escena del peor final del dibujo animado ese de las gallinas y los gallos de la Warner o el patetismo de los malotes de las pelis ochenteras tipo Karate Kid. Mi reacción fue descojonarme de risa, la situación era demasiado cómica para tomármela en serio. No me di cuenta cuando se me acercaron amenazantes, y si me di cuenta me provocó aún más risa. Afortunadamente, no me pegaron, avisaron a Juanjo los dueños del Pub Chevalier que era el lugar donde me encontré el Belén, que su coche estaba ardiendo (Ni puta idea de quien lo hizo) aunque sospecho de un tipo fuerte.
Les perdí la pista a todos durante mucho tiempo. Años después salve el culo de “Figueras” en un sitio donde lo iban a linchar por un rollo de pasta y drogas. No quise que supiera nada y no sé porqué lo hice, no me arrepiento ni me siento orgulloso de mi intervención. Desde siempre aquel personaje se daba o pretendía tener un aire de superioridad moral de narrador de opereta bastante molesto aquel puto majadero. Las pocas veces que lo he vuelto a ver, me suelta un sermón como si alguna vez hubiéramos sido amigos sobre que estoy desperdiciando mi vida y él es un triunfador que te cagas en la manta.
- Mientras tú pierdes el tiempo con tu guitarrita, yo voy al gimnasio. Estás fumando porros y yo tomo batidos proteicos porque soy sano. Esas compañías que tienes te llevarán a la ruina ¿ Ves como has tenido que dejar los estudios? Yo voy a ir a la universidad con una beca deportiva...
Fue uno de esos monólogos aburridísimos que él sentía algún tipo de necesidad imperiosa de soltarme cada vez que tenía el destino la necesidad de reírse a mi costa cruzando mi existencia con la suya. Pasaron más años y el tiempo y la distancia redujo la "Brasa" que me daba el andoba y por supuesto, fue cambiando su discurso de mierda. Aún así cada encuentro eran dosis masivas de conversación monólogo y ego de mierda basuresca de la que aún no sé porque inventó su mente para convencerlo de que tenía que aleccionarme en cada encuentro.
- Me he casado y tengo dos hijos. Dejé la carrera porque he montado mi propia empresa y sigo federado en culturismo y tú no haces más que seguir con tu guitarra y con esas compañías carne de cañón. Yo tengo mi asesor financiero, mi entrenador personal y dietista mientras tú sigues sin hacer nada en la vida...
Otra perla en otra época, está me afectó tanto como los cambios de clima en África al príncipe De Mónaco. Después la vida le dio un bocado. Su mujer lo abandonó, él cayó en una depresión que le llevó a tomar ansiolíticos y de ahí drogas, alcohol, más drogas... Estuvo unos años en la cárcel por negocios ilícitos, tráfico de drogas, violencia de género... Cuando salió de la cárcel sus hijos le pusieron una orden de alejamiento tras varias denuncias por maltrato. La última vez que lo vi, vivía con su hermana. Tenía todos los tics del boxeador sonado y estaba obeso por la falta de ejercicio. Llevaba barba de tres días y un chándal de cuando su cuerpo era una máquina musculosa. Me sonrió y empezó a hablar.
- A pesar de las Hostias que te ha dado la vida, tú sigues sin hacer nada para mejorarla y aún sigues con tú música y sabes que nunca llegarás a nada, yo en cambio, ya estoy jubilado y con un sueldo de 1300€ mientras tú sigues yendo a currar cada día...
-Espera un momento que voy a pedirme un café, ¿Quieres uno?
Le dije. Me metí en el bar, salí por la otra puerta. Me fui a casa de Carlos y después a seguir con mi vida vacía, con mi música y mis compañías "Carne de cañón" que es la compañía que me gusta y me la pone gorda.
(Ya sé que este quizá este relato sea menos cómico y tenga poca acción al final, pero fue así y también hay que contarlo)
MIDNIGHTER TRENT (Javier Orta)
Comentarios
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