Crónicas de falsobosque

Capítulo 6. El Verdadero Adversario

Desde que la mentira se sinceró todo era diferente. Falsobosque se había hecho más grande y fuerte. Las zonas civilizadas se convirtieron en complejos militares a los que llamaron Colmenas. Se impuso el toque de queda y las personas vivían recluidas sin permiso para salir fuera “Estamos en guerra y es por su propio bien”, les decían. El pulso electromagnético había reducido las comunicaciones, lo que antes se sabía en segundos ahora tardaba días en llegar a todo el mundo.
Aún así, los que estaban arriba establecieron un sistema para ponerse en contacto. Luces, fuegos, señales de humo y el viejo poni express resurgieron. Tardaron 6 meses para preparar una reunión para hacer una gran ofensiva contra Falsobosque y sería esa misma noche. Los lideres de las 5 grandes Colmenas llegaron durante la mañana al complejo principal donde les recibió el general Rómulo. A sus 70 años aparentaba algunos más, ya no era el gigante enorme de su juventud. Había combatido el paso del tiempo de todas las formas posibles, científicas, religiosas, incluso probó con artes mágicas. Tan solo la ciencia le había dado resultados, hasta que fue más allá de lo posible y todo escapó de su control, jugar a ser un Dios te condena a perder y ahora se libraba una batalla contra todas las aberraciones que había contribuido a crear, esas que habían cambiado la atmósfera del planeta y los habían dejado sin poder. Esta noche se acordará la gran ofensiva y esa abominación caería en breve. El adversario a destruir tenía tres cabezas y tan sólo una de ellas sabía defenderse. El arma que ellos mismos habían creado se había vuelto contra ellos. Las otras dos eran importantes pero poco podían aportar en la lucha. Un hombre, inteligente pero enfermo y débil y un animal, un felino estúpido con algo de sesera y la capacidad de hablar. Cayendo el peligroso, los otros no durarían mucho. las armas automáticas seguían funcionando y la pólvora estallaba como siempre, el pulso magnético fue devastador pero no definitivo, si hubieran sido listos habrían terminado ese mismo día con ellos, pero son nostálgicos y tuvieron en cuenta las personas inocentes que podían morir en los daños colaterales, “Esa debilidad los destruirá, será su perdición”. Se echó un rato a descansar, quería estar fresco para la reunión.

Rosario sacudió la cabeza contrariado. No le gustaba, no estaba de acuerdo le parecía demasiado expuesto y con pocas posibilidades de éxito.

-La estás cagando Bambi, te cogerán, te matarán y utilizarán tu cráneo de cenicero mientras nos aplastan. Estás volviendo a ser estúpido, tu plan es un mojón de caca, una diarrea mental, una gilipollez de suicidio... ¿Y por qué? Porque crees en la redención de esos tipos que estaban dispuestos a joder medio planeta con tal de salirse con la suya. No vas a hacerlo, no te dejaré, te vas a olvidar de esta pollarda que ha meado en tu cerebro y punto, aunque tenga que partirte la cara y amarrarte a un árbol.

Roberto se mordió con fuerza el labio inferior para tratar de permanecer serio tras esta parrafada, obviando la expresión “Mojón de caca” para no reírse.

-Escucha amigo, entiendo tu preocupación, pero es lo que tenemos que hacer. No es que me apetezca exponerme así, de nosotros soy el que debe hacerlo, porque no nos engañemos me queda menos tiempo que a ninguno. Quiero darle a la civilización una nueva oportunidad. Te vas a quedar aquí con Finstro mientras yo iré solo a esa reunión. Escucharéis todo, porque estaremos unidos mentalmente con “Canción Metal”. Si veis que la cosa se pone muy mal replegaos en “Madre” y no intervengáis.

Finstro rugió abalanzándose sobre Roberto, derribándolo y dejándolo tumbado en el suelo cuan largo era.

-iiiRRRRR... ESO NO VA A SUCEDER... RRRR... NO LO PERMITIRÉ... RRRR...!!!, ¡¡¡RRRR... HARÁS LO QUE TENGAS QUE HACER... RRRRR...!!!

Cuando terminó de gritarle unió su frente a la de Roberto y permaneció así un rato, hasta que dio un salto y se tumbó junto a Rosario que estaba agachado en cuclillas junto al fuego preparando café.

-Rrrrr... Café y whisky... Rrrr...

-Si, bebamos, no sabemos cuando volveremos a reunirnos.

Dijo Roberto. El Lince fallido, Canela y Rosario se volvieron hacia él amenazadores.

-Mañana

-Rrrr... Mañana... Rrrrr...

-iiAUUuuu...!!

Que en el idioma de los aullidos significaría lo mismo.
La reunión se iba a celebrar en la plaza del pequeño pueblo que fue lo que llamaron la frontera “Charito”. Los lideres de las Colmenas estaban preparados sentados alrededor de una gran mesa esperando que llegara el general Rómulo, quien no se hizo de rogar y apareció con uniforme de gala. A una señal tomaron asiento y se produjo el silencio entre el gentío que estaba expectante. El general tomó la palabra ante el micrófono trompetilla que habían improvisado con tubos.


-Pueblos civilizados, la humanidad está en peligro... “Ñiñiñiñi...”

Se detuvo unos segundos contrariado por ese chirrido que sonaba “Ñiñiñiñi...” Continuó escuchándose, al principio casi imperceptible pero poco a poco más claramente.

-... Hemos sido atacados por esa especie de naturaleza invasora que... “Ñiñiñiñi...”

Se detuvo de nuevo mirando hacia el lugar de donde parecía proceder el chirrido. Todo el mundo estaba en silencio, lo único que se escuchaba era el chirrido cada vez más cerca.

-¿Hola? ¿Me oye alguien?

Se escuchó al fondo del gentío, todos se volvieron hacia el lugar de donde procedía la voz. Un hombre en una desvencijada silla de ruedas se acercaba trabajosamente, a cada vuelta, las ruedas chirriaban. Al general le temblaba la barbilla de rabia contenida, hasta que reaccionó y gritó.

-¡¡¡Detengan a ese hombre!!!

Dos soldados se abalanzaron sobre Roberto, un oficial lo agarró por las solapas tirando hacia él y quedando su rostro a menos de dos centímetros le dijo.

-Usted no se acordará de mí, general, pero me humilló delante de todos mis hombres rechazando mis servicios.

-Y sigo rechazándolos, capitán Julio. De nuevo llega usted más tarde que sus hombres y ahora pretende atribuirse el supuesto mérito de atraparme.

Su rostro se volvió hacia Rómulo.

-¿Acaso piensan que estoy en condiciones de escapar? Soy yo el que ha venido, no me han capturado. He querido venir a ofreceros...

-¿A ofrecernos que? ¿Un trato? ¿La rendición? Usted ha traicionado a la humanidad, nos ha devuelto casi a la Edad Media, miles de personas han muerto por su culpa, por el agente Rosario y por esa aberración que les acompaña. No hay trato, no aceptamos vuestra rendición y les condenamos a muerte.

Mientras decía todo eso el general Rómulo se fue acercando a él hasta acabar gritando prácticamente a la cara apuntándole con el dedo. Roberto estaba sereno y tranquilo, incluso sonrió con tristeza.

-Por favor, le pido que me escuche solo unos minutos, concédame eso.

El general reflexionó un momento. En ese momento, el capitán Julio golpeó a Roberto en la cara.

-¡No tiene derecho a pedir nada hijo de puta!


-¡¡¡Capitán firmes!!!

Gritó el General Rómulo. Como un autómata el capitán se cuadró.

-No va a servir de nada, pero le concedo 3 minutos. Después será ejecutado.

-No es mucho, pero puede ser suficiente.

Contestó Roberto. Recogió sus gafas que habían caído en su regazo por el golpe y enderezándolas lo posible, se las puso ceremonialmente. Miró hacia aquellos rostros hostiles y esbozó una bondadosa sonrisa, quedaba extraña porque el golpe le había roto el labio y sus dientes tenían restos de sangre.

-¿Podrían darme un poco de agua?

Un soldado le acercó una cantimplora. Roberto lo miró cuando la cogió y puso cara de alegría. Le dio las gracias, se enjuagó la boca y escupió al suelo una mezcla de agua, saliva y sangre.

-Si, es verdad que os traicioné, que murieron miles de personas, ni siquiera me excusaré diciéndoles que de no ser por nosotros hubieran muerto millones, esa culpa pesará en mi conciencia toda mi vida. El agente Rosario es un asesino despiadado capaz de acabar con más de la mitad de vuestro ejército por si solo, pero fueron ustedes quienes lo enseñaron a ser así. Falsobosque es una aberración y está extendiéndose cada día por toda la tierra. Realmente no sé de dónde ha salido, creo que es una nueva naturaleza creada en principio, en algún laboratorio de forma artificial hasta que fue demasiado grande para poder controlarlo y se expandió, o quizá solo es la naturaleza defendiéndose de todo lo que le hemos hecho la humanidad. No vengo a pedir perdón, ni clemencia, ni a ofrecer un trato, ni una rendición. Vengo a daros una última oportunidad. Si seguís adelante vais a desencadenar algo que no podréis parar. Falsobosque no es vuestro contrincante, no es el verdadero adversario...

-¿Ya está?, ¿Eso es todo?, ¿Ahora tenemos que temblar todos de miedo?, ¿De verdad piensa que vamos a creer esta bravata?

-No estoy mintiendo, es muy peligroso que el adversario se dé cuenta y si atacan a Falsobosque lo hará.

-¡Soldado córtele el cuello a este traidor!

El soldado se colocó tras la silla de ruedas y puso el machete en el cuello de Roberto.

-No pienso matar a este hombre, es un buen hombre lo conozco bien.


-¡¡¡Mátenlos a los dos!!!

Gritó el general Rómulo. Cuando los soldados iban a lanzarse sobre Roberto, seguidos por el capitán Julio que gritó al soldado.

-¡Morireis los dos Jacinto!

De repente se escuchó un rugido que dejó paralizado a todos.

-¡¡¡RRRRRR... SE ACABÓ YÁ... RRRR...!!!

Finstro estaba sobre un tejado lleno de verdín fosforescente. Los soldados apuntaron sus armas hacia él.

-Ah no, eso sí que no.

Dijo Roberto entrando en “Canción Metal” buscó una canción de Joël Fajerman y conectó la canción a la tierra, en pocos segundos las armas se llenaron de plantas, de las culatas de madera de pistolas y rifles brotaron raíces que pugnaban por llegar al suelo el metal de cañones y los proyectiles se oxidó y degradó hasta formar parte del suelo. El plástico de las armas se degradó en segundos en vez de tardar cientos de años. El general Rómulo se colocó junto al capitán Julio y sus sorprendidos soldados. Jacinto tiraba hacia atrás de la silla de Roberto que estaba balanceándose adelante y atrás en trance.

-¡¡Se escapan!!, ¡¡Hagan algo inútiles!!

Le gritó el general a sus subordinados. El capitán Julio cogió una piedra del suelo.

-¡¡¡Lapidémoslos!!!

Ordenó a los soldados. La primera piedra cayó cerca, luego tres fallaron y dos acertaron a Roberto, una en la pierna y otra en plena frente, sacándole del trance.  Miró y entonces vio la lluvia púrpura de nuevo. Un soldado con el brazo roto en el suelo, otro inconsciente a su lado (...Purple rain, I only wanted to see you
Bathing in the purple rain...) Mientras caían cuerpos, dos hombres y un enorme San Bernardo luchando con más de doscientos hombres (...Lluvia púrpura, lluvia púrpura, Solo quería verte ,Bañándose en la lluvia púrpura...)
Roberto miró hacia Finstro que había bajado del tejado y estaba junto a él, en el suelo que pisaba el Lince fallido se extendía una alfombra de césped fosforescente.

-Finstro, no podrán con todos. Tenemos que parar esta masacre, pero no sé cómo. No quiero desatar el adversario.

El formidable animal unió su frente a la del hombre postrado en la silla.

-¡¡¡RRRR... JAMAICA... RRRRR...!!!

Gritó Finstro. De pronto, brotaron plantas entre los que estaban luchando, crecieron y florecieron , expulsando polen. Una mezcla de diferentes plantas que semejaban marihuana, ketama, amapolas blancas, hongos crearon una neblina. El gran colocón fue casi instantáneo. Los que luchaban se abrazaron entre risas, bailaban , extendían sus brazos al cielo cantando. La gente se besaba, el general Rómulo se desnudó y empezó a ladrar como un perro a la luna, el capitán Julio se miraba las manos riendo y llorando a la vez, Rosario y Jacinto cantaban a pleno pulmón “... Sueño contigoooo... ¿Que me has dado...?” Mientras Canela aullaba. A duras penas, entre risas, Finstro consiguió que le siguieran y volvieron a Falsobosque. Los efectos duraron una semana, después poco a poco fueron remitiendo y las canciones de “Bob Marley” se calmaron. No así en la frontera “Charito”, allí los habitantes se fueron disgregando, algunos fueron a vivir a Falsobosque, otros iniciaron un éxodo en busca de un Nirvana, el general y el capitán y sus hombres se quedaron allí.

-Rrrrr... Café y whisky... Rrrr...

Dijo Finstro. Rosario sirvió una taza a Roberto y Jacinto, le echó más de medio litro del mismo brebaje en la lata de leche condensada a Finstro y sirvió agua a Canela, que no le gustaba el café desde el "Gran Colocón".

-Rrrrr... Hoy descansamos, mañana empezamos a pensar que hacer... Rrrr...

-¿Que es lo que tenemos que hacer?

Preguntó Rosario intrigado. Roberto le respondió.

-Tenemos que prepararnos, porque ahora, el verdadero adversario se ha despertado.

(Continuará)

MIDNIGHTER TRENT (Javier Orta)

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